El aumento de la violencia en los últimos años en Ciudad Juárez y poblados del Valle de Juárez ha provocado la salida de cientos de personas hacia Texas, EE.UU., y a otras regiones de México, dijeron hoy a Efe diversas fuentes.
Los poblados de Guadalupe y Praxedis G. Guerrero, en el Valle de Juárez y vecinos de los condados tejanos de Hudsped y El Paso, son dos de las localidades mexicanas que se han visto afectadas por la escalada de violencia atribuida al crimen organizado.
En esta área del valle de Juárez han sido asesinadas 80 personas en lo que va de 2010, según recuentos periodísticos.
En Guadalupe, a 60 kilómetros al noreste de Ciudad Juárez, y con una población de 4.700 habitantes, sicarios al servicio del crimen organizado incendiaron 30 viviendas en menos de un mes.
En las afueras de ambos poblados, sobre la carretera Juárez-Porvenir, se pudo observar este fin de semana a varias personas esperando el paso de autobuses para huir de la situación de violencia.
Algunas de estas personas, dijeron que abandonan sus casas y que llevan lo indispensable a sus espaldas, ya que lo importante en estos momentos es salvar la vida.
“Mire, ahí quedó mi casa, lo que yo y mi esposo construimos hace 30 años”, dijo una mujer al mirar su casa en ruinas, consumida por un incendio ocasionado por criminales.
Para muchos la opción son los condados de Hudspeth, con cerca de 3.500 habitantes, y Fort Hancock, con menos de 2.000 pobladores.
No sólo huyen de los sicarios, sino también de la acción de las fuerzas federales, que desde 2008 llegaron por miles para combatir a los carteles de las drogas.
Uno de los casos es el de la familia Aquino Lozano, radicada en el poblado de Fabens (Texas), a 80 kilómetros al norte de Juárez.
Concepción Lozano, de 75 años, dijo que abandonó su vivienda en el poblado de tres Jacales, en el Valle de Juárez, luego de que en noviembre de 2009 supuestos solados irrumpieron en su vivienda para llevarse a uno de sus hijos que después fue enviado a prisión por el delito de delincuencia organizada.
En las poblaciones de Guadalupe y Praxedis un número importante de policías municipales ha renunciado, quedando tan solo un uniformado en la primera y cuatro en la segunda localidad.
El párroco de la iglesia católica en Guadalupe, Eliseo Ramírez, señaló a Efe que hay tensión y confusión entre la gente, así como sentimiento de desencanto porque las autoridades prácticamente los han abandonado.
Por eso muchos se han ido, dijo el sacerdote, que ayer recibió en su templo a poco más de 200 feligreses de este pueblo que tiene casi cinco mil habitantes, “porque pocos se arriesgan andar en la calle” aunque sea de día.
No todos se van “al otro lado” (EE.UU.), muchos están retornando a sus lugares de origen, como los llamados “juarochos”, gente que nació en el estado de Veracruz (Golfo de México) y que hace décadas se trasladó a Cuidad Juárez atraída por el “boom” de la industria maquiladora (ensamblaje).
El pasado miércoles un grupo de 162 personas regresó desde Ciudad Juárez a Veracruz huyendo de la violencia en la urbe fronteriza con Estados Unidos.
Este grupo de “juarochos” fue el segundo que se marchó de Ciudad Juárez, pues quince días antes otras 150 personas, entre niños, adultos y ancianos, abrieron el camino de retorno a Veracruz con el apoyo del gobierno de esa entidad.
Al menos dos mil “juarochos” solicitaron al gobierno de Veracruz apoyo para regresar a sus lugares de origen debido a las condiciones de violencia que imperan en Ciudad Juárez.
En medio de esta situación, la semana pasada el Gobierno federal anunció el retiro parcial y gradual del Ejército de Ciudad Juárez para ceder el control de la seguridad pública a 4.500 agentes federales apoyados por 2.800 municipales y 200 estatales.
La salida del Ejército, que ha sido reclamada por un sector de la población juarense, no será total, pues los militares seguirán brindando “seguridad en los principales puntos de acceso a la ciudad, en cruces internacionales y en terminales de transportación aéreas y terrestres”.
Ciudad Juárez, con 1,5 millones de habitantes, es la urbe más violenta de México, y desde febrero pasado el Gobierno federal aplica un plan de seguridad y de recomposición del tejido social para salvar a esta urbe
*Earon Gustanev es un ciudadano que esta impresionado como desde que salio de Mexico, todo ha cambiado diametralmente.