El calicivirus es desencadenante del 18 por ciento de la gastroenteritis no bacteriana en el mundo, cifra que aumenta a 58 por ciento en casos de infecciones generadas por intoxicación por alimentos, alertó la especialista Ana Lorena Gutiérrez.
En un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) precisó que este padecimiento intestinal es típico en personas de grupos cerrados que se encuentran en barcos, hoteles, hospitales y guarderías, por ejemplo.
Durante la conferencia “Los calicivirus: de la ciencia básica al control de enfermedades”, organizada por la Facultad de Medicina de la UNAM, agregó que los distintos registros de gastroenteritis constituyen una de las primeras cinco causas de muerte a nivel mundial.
En niños menores de cinco años, la diarrea es un importante problema de salud, ocurren 700 millones de casos anuales y muchos terminan en decesos, de ahí la importancia de estudiarlas, comprenderlas y controlarlas, dijo la catedrática del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
Destacó el registro de brotes en cruceros en el Caribe, derivados del consumo de alimentos crudos o poco cocidos y a la mala higiene de las personas que los manipulan y preparan.
Explicó que el calicivirus es una familia compuesta por distintos virus que ocasionan padecimientos diversos en diferentes vertebrados. Algunos afectan a gatos y Leones marinos.
Resaltó que son resistentes a la limpieza; el cloro no es suficiente para erradicarlos y los contagiados representan un potencial foco de infección para otros individuos.
En hospitales, precisó, los pacientes que han sido trasplantados son susceptibles y muchas veces se consideró que los inmunosupresores eran causantes de diarrea, porque al retirar la sustancia química desaparecían los cuadros.
Aunque al investigar se observó que era una diarrea contagiosa, por lo que se dieron a la tarea de buscar un agente infeccioso y encontraron norovirus (de la familia de calcivirus), aspecto importante porque los pacientes trasplantados o en quimioterapia están más comprometidos si existe una enfermedad diarreica.
Este virus puede contraerse mediante el consumo de alimentos, pero también se propaga por el contacto de un individuo infectado que tiene potencialidad de contagiar a miles en otros lugares.
Los síntomas son similares a los de cualquier otra enfermedad gastrointestinal: diarrea y vómito, calambres abdominales, dolor muscular y de cabeza, náusea y fiebre de bajo grado.
“En México nos encanta consumir alimentos callejeros, lo que nos hace una población susceptible a esta afección; entonces, este virus se ha clasificado como un agente biológico categoría B por su alta efectividad, extrema estabilidad, resistencia a desinfectantes comunes y causante de un padecimiento incapacitante”, subrayó.