La crisis provocada en México por la aparición del virus AH1N1 exigirá que el Gobierno mejore y reduzca la fragmentación del sistema público de salud y que la población modifique algunos hábitos sanitarios, dijeron hoy a Efe varios analistas.
Con la paulatina recuperación de la normalidad en el país, aunque sin control aún de la epidemia, la gripe A ha convertido a México en la nación más afectada del mundo por el brote, que ha dejado hasta ahora 44 muertos y 1.204 contagios.
El pasado 4 de mayo el presidente de México, Felipe Calderón, afirmó que el país estaba “en condiciones de reiniciar el camino hacia la normalidad”, dado que el brote de la gripe A se encontraba en fase de estabilización.
Macario Schettino, profesor de Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey (TEC), consideró que un gran problema que afrontará México será el deterioro de su imagen en el exterior.
“De pronto se convierte en un lugar que la gente percibe como riesgoso y esto tiene un efecto significativo en materia de turismo, que para México es una actividad muy importante y que nos está costando mucho”, dijo en declaraciones a Efe.
Menos graves son, según el analista, las “medidas proteccionistas” introducidas por algunos países que han impuesto restricciones a la exportación de la carne de cerdo, lo que empeora las dificultades en un contexto de crisis económica global.
En México se ha abierto un debate sobre si el Gobierno de Felipe Calderón tuvo una reacción excesiva ante la crisis sanitaria al paralizar las actividades económicas y escolares en el país durante varios días ante un virus desconocido hasta hace dos semanas.
Schettino difirió de los más críticos y señaló que ante los riesgos pandémicos que existían “la mejor decisión fue actuar duro y de inmediato” con la paralización de las actividades.
“Ahora sabemos que la influenza no es ni muy contagiosa, ni peligrosa, y además curable. Hay una gran diferencia en la calidad de la información respecto a hace dos semanas”, agregó.
Con tal juicio coincidió José Antonio Crespo, académico del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), quien consideró que ante la incertidumbre que rodeó el brote “convenía tomar las precauciones que fueran necesarias”.
En su opinión, sin embargo, la situación reflejó la falta de laboratorios especializados, de inversión y de un sistema de información en los estados que no funcionó.
Todo ello es reflejo de un “sistema sanitario muy desigual, muy injusto, en donde el sistema privado es bastante más eficaz y el público, muy deficiente”, capaz de “rechazar a gente con síntomas en plena emergencia”, señaló Crespo.
El académico explicó que la experiencia de esta epidemia exigirá mayores presupuestos para investigación en salud en México.
La población deberá además introducir cambios en sus hábitos y tener más cuidado con los relacionados con la sanidad.
Para el doctor Guillermo Domínguez, que en días pasados atendió varios casos de gripe A en el Hospital Salvador Zubirán de la capital mexicana, lo más importante ahora es “no minimizar las medidas de higiene” y aprender cosas tan básicas como “a estornudar y toser” sin afectar a terceros.
Es momento de una “nueva forma de convivencia social” ante un virus “cuyo principal modo de transmisión es el contacto”, dijo a Efe Domínguez.
Por su parte, la infectóloga del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), Patricia Volkow, consideró que México reaccionó del modo correcto ante un virus nuevo.
No obstante, reconoció que necesita lo antes posible mejorar la infraestructura de diagnóstico del sistema de salud y conseguir que éste no esté tan fragmentado para poder tener una mejor información sobre los contagios