El Estado Islámico ha creado un nuevo tipo de bomba, la cual usó en el ataque más mortífero de su historia, el registrado el pasado 3 de julio en Bagdad, la capital iraquí, que causó la muerte de casi 300 personas y heridas a más de 200.
La masacre se produjo tras la explosión de un coche bomba en el distrito de Karrada, un céntrico barrio de Bagdad, táctica a la que el grupo terrorista recurre con frecuencia últimamente.
Al parecer fue la composición química de la bomba y la manera en que fue colocada en el camión lo que la hizo única y tan mortal.
“Nunca habíamos visto nada parecido y es preocupante”, comentó a la cadena británica BBC un agente de inteligencia de un país occidental que trabaja en Bagdad.
Los expertos creen que el dispositivo explosivo fue creado con una fórmula que se puede hallar en la red, pero modificada para no ser detectada por agentes y a la vez para aumentar su impacto.
“Era única, rara y terrible”, dijo a la BBC Kadhim Bashir Saleh, general de brigada de la Fuerza de Defensa Civil.
“Es muy difícil de hacer”, explicó un experto en explosivos que está al tanto de la investigación, tras señalar que lo más probable es que fuera fabricada en la ciudad de Faluya cuando aún estaba en manos de los yihadistas.
El mortal atentado ocurrió cuando un camión cargado de explosivos fue detonado en el distrito de Karrada, mientras cientos de familias realizaban compras en el día festivo por la culminación del Ramadán, mes sagrado de ayuno, compasión y paciencia, que celebran los musulmanes.
La explosión, registrada en la madrugada del domingo 3 de julio, convirtió en un infierno la zona atestada de cafés, galerías comerciales y hoteles.
Varios expertos estimaron que la bomba debería haber matado a unas 20 o 30 personas, pero el infierno que se desató después dejó a cientos atrapados por el fuego.
Las llamas se extendieron por los edificios y dejaron atrapados a los residentes.
Varios testigos dijeron que el calor creado por la explosión era “tan caliente como el sol”.
Rescatistas dijeron que familias enteras murieron y muchas víctimas sufrieron quemaduras que hasta hacen imposible su reconocimiento.
El atentado, considerado el más mortífero en Irak desde la invasión encabezada por Estados Unidos en 2003, ha generado críticas sobre la estrategia del gobierno iraquí de garantizar la seguridad en el país.