Un ataque aéreo de Estados Unidos ha matado al número dos de Al Qaeda Nasir al-Wahishi, que lideraba su peligrosa rama en Yemen. Con esto Washington asestó al grupo armado internacional su mayor golpe desde el asesinato de Osama bin Laden, al tiempo que eliminó a un líder carismático en un momento en que la red se mide a la milicia radical Estado Islámico por el control de la yihad mundial.
En un videocomunicado fechado el 14 de junio y publicado el martes por la filial yemení, un alto cargo anunció la muerte de Nasir al-Wahishi, un veterano yihadí que en su día sirvió como ayudante de campo de bin Laden, y que su mano derecha, Qassim al-Raimi, será su sustituto.
“Nación musulmana, un héroe de héroes y maestro de maestros partió firme hacia Dios”, dijo Jaled Batrafi, un alto cargo en el video, prometiendo que la guerra del grupo contra Estados Unidos continuaría.
“En nombre de Dios, la sangre de estos pioneros nos da más determinación para el sacrificio”, dijo. “Hagamos saber a los enemigos que la batalla no es con un individuo… la batalla liderada por los cruzados y sus agentes se enfrenta a una nación de mil millones de miembros”.
Funcionarios de seguridad yemeníes habían dicho antes que un avión no tripulado estadounidense mató a tres presuntos insurgentes en el bastión de Al Qaeda en la ciudad portuaria de Mukalla, al sur de Yemen, la semana pasada. Funcionarios estadounidenses habían comentado que estaban intentando verificar el fallecimiento de al-Wahishi.
La filial yemení de Al Qaeda es vista desde hace tiempo como la rama más letal del grupo, y se la ha relacionado con una serie de ataques chapuceros o frustrados en suelo estadounidense. El grupo reivindicó la autoría del ataque al semanario satírico francés Charlie Hebdo, en el que murieron 12 personas, el pasado enero.
Además de liderar la filial de Yemen, conocida como Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP por sus siglas en inglés), al-Wahishi era lugarteniente de Ayman al-Zawahri, quien sucedió a bin Laden al frente de Al Qaeda en 2011.
El fallecimiento de Al-Wahishi es una importante pérdida para Al Qaeda, que lucha para competir con el grupo radical Estado Islámico, un grupo escindido que ha tomado el control de vastas zonas de Siria e Irak y gana afiliados en otras zonas de toda la región.
Ambos grupos están decididos a imponer gobiernos islamistas por la fuerza, pero Al Qaeda no reconoce el autoproclamado califato de Estado Islámico y mantiene que su prioridad debería ser la yihad contra Estados Unidos para expulsarlos de Oriente Medio.
Batrafi prometió hacer que Estados Unidos “pruebe el sabor amargo de la guerra y la derrota hasta que deje de apoyar a los judíos, los ocupantes de Palestina, hasta que deje las tierras de los musulmanes y deje de apoyar a tiranos apóstatas”.
Se cree que Al-Raimi, el nuevo líder de AQAP, es el cerebro detrás de un plan frustrado en 2010 para enviar bombas escondidas en impresoras en aviones de carga estadounidenses antes de ser detectadas y desactivadas.
El gobierno de Yemen anunció por error la muerte de al-Raimi en tres ocasiones desde 2007. Se cree que dirige campos de entrenamiento en remotos desiertos y montañas de Yemen, donde organiza células y planea ataques.
El experto artificiero del grupo, Ibrahim Hassan al-Asiri, seguiría vivo también. Se cree que fue el responsable de diseñar las bombas empleadas en los aviones de carga y de un plan frustrado para derribar un avión de pasajeros con destino a Estados Unidos en diciembre de 2009, por mediación de un hombre que llevaba explosivos escondidos en su ropa interior.
Se cree que Al-Asiri dispuso que un atacante suicida asesinase en 2009 al príncipe Mohammed bin Nayef, que entonces lideraba la agencia de contraterrorismo de Arabia Saudí. El ataque falló y Mohammed bin Nayef es ahora el heredero a la corona.
Al-Wahishi luchó junto a bin Laden en Tora Bora, Afganistán, a finales de 2001 antes de que el ex líder de Al Qaeda cruzase la frontera para esconderse en Pakistán. Al-Wahishi huyó a Irán, donde fue detenido y deportado a Yemen en 2003.
Al- Wahishi estaba entre los 23 insurgentes de Al Qaeda que huyeron de un centro de detención en la capital de Yemen, Saná, en febrero de 2006. Tres años después, al-Wahishi anunció la creación de AQAP, que reunió a milicianos yemeníes y saudíes tras una ola de redadas sobre el grupo extremista ordenadas por Riad.
El grupo también ha podido ampliar su alcance en los últimos meses a medida que el país se ha sumido en el caos. Rebeldes chiíes, conocidos como hutíes, tomaron Saná el año pasado y están luchando contra separatistas del sur, extremistas islamistas y milicias locales y tribales en todo el país. El ejército yemení, en su día aliado de Washington contra Al Qaeda, se ha dividido entre partidarios y opositores de los rebeldes, y una coalición comandada por Arabia Saudí bombardea a los hutíes y sus aliados desde marzo.
En abril, AQAP se aprovechó del caos para tomar Mukalla y liberar a varios presos, incluyendo Batrafi. Después alcanzaron un acuerdo de reparto de poder con tribus locales.
Pero a pesar de esos avances, está inmersa en batallas contra hutíes y fuerzas aliadas en al menos 11 frentes, apuntó Batrafi.
Y Mukalla ha resultado ser algo parecido a una trampa mortal, ya que los ataques estadounidenses mataron a al-Wahishi, dos altos cargos y decenas de insurgentes desde la toma de la ciudad en abril.