El huevo es un alimento sumamente versátil, es un ingrediente indispensable de miles de recetas y por mucho el desayuno favorito de millones de personas a lo largo del mundo.
Entre sus propiedades encontramos que es una fuente saludable de proteína, contiene biotina, riboflavina, vitaminas A, B2, D, E y K; minerales como el fósforo, selenio, hierro, yodo y zinc.
Su sabor es inigualable, pero su almacenamiento varía según la región del mundo donde se venda y consuma.
En México como en la mayor parte de Europa, los huevos se venden en los supermercados a temperatura ambiente y al llegar a casa los consumidores los mantienen a la misma temperatura, colocando los en las hueveras o rejillas arriba del refrigerador o en la alacena.
Pero en Estados Unidos e Inglaterra es diferente, los comercios y las familias los mantienen en refrigeración en todo momento, pero existe un motivo para hacerlo, refrigerando los se alarga su periodo de vida de tres a cinco semanas, mientras que a temperatura ambiente durán máximo 10 días.
Los estadounidense e ingleses someten a sus huevos a un proceso de pasteurización (como el de la leche), donde primero los someten a temperaturas de hasta 80 grados centígrados, para inmediatamente después bajar la temperatura lo más que se pueda.
Este proceso elimina bacterias, pero no es indispensable, pero la cultura del consumismo está obsesionada con almacenar el mayor número de alimentos.
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Lo que sí es un grave error, es poner los huevos que estaban a temperatura ambiente en el refrigerador o los huevos que estaban en el refrigerador sacarlos y dejarlos bastante tiempo a temperatura ambiente sin consumirlos.
Eso provoca que el huevo “sude” y mediante esos poros absorberá los microorganismos y toxinas que estaban en la cáscara.
MGG