Una madre y sus tres hijos ojeaban útiles escolares en un supermercado en París: bolígrafos multicolor, cuadernos nuevos y muchas mascarillas. A pesar del repunte en los contagios de coronavirus, en Europa se repiten escenas similares ante la proximidad del nuevo curso.
Con virus o sin él, las autoridades europeas están decididas a que los niños regresen a las aulas, a reducir la brecha de aprendizaje entre los que más y los que menos tienen, que se agravó durante las cuarentenas, y a que los padres vuelvan al trabajo.
Mientras hacen frente al aumento de las infecciones, las autoridades de Francia, Gran Bretaña, España y otros países están imponiendo medidas como el uso de mascarillas, contratan a más maestros y colocan nuevos pupitres en masa.
Mientras en Estados Unidos el regreso a las aulas ha estado politizado y es caótico, con una mezcla de normas que cambian rápidamente y críticas a la insistencia del presidente, Donald Trump, en la reapertura, los gobiernos europeos han tenido un panorama más tranquilo.