El presidente Evo Morales asumió el viernes un segundo mandato con más poder que en su primera gestión para diseñar un estado acorde a su proyecto político, sin una oposición que le impidió gobernar, pero con más desafíos y en condiciones económicas menos favorables.
En una ceremonia celebrada en la Asamblea Legislativa, el mandatario se despojó de los símbolo patrios “liberales y coloniales” que representaban al Estado anterior y se colocó una nueva banda presidencial y medalla que representa al Estado plurinacional que consagra la nueva Constitución.
Con ese simbolismo Morales ha querido remarcar que el nacimiento de un nuevo estado con una nueva carta constitucional aprobada el año pasado. En la ceremonia participaron los presidentes de Chile, Michelle Bachelet; Paraguay, Fernando Lugo; Ecuador, Rafael Correa y Venezuela Hugo Chávez.
Tras arrasar en las elecciones de diciembre con el 64% de los votos, su partido el Movimiento al Socialismo (MAS) tiene amplio control del Legislativo, podrá aprobar sus limitaciones sus reformas y en lo inmediato designará cargos en el Poder Judicial hasta la elección de magistrados por voto.
Una fiesta multicolor con baile y música de varias etnias acompañó la posesión del mandatario, el primer indígena que gobierna Bolivia. La nueva gestión estará marcada por la aplicación de la nueva Constitución que consagra un Estado plurinacional que en los hechos significa que los indígenas integrarán todos los poderes estatales.
La transición viene marcada por un cambio hasta en los símbolos patrios. Junto a los retratos de los padres mestizos de la patria, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, ahora figuran los héroes indígenas.
Aquí “finaliza la crisis política que acompañó la transición estatal con signos de polarización (ideológica, regional, étnico cultural)”, según el analista Fernando Mayorga.
Sin embargo, Morales tiene el reto de hacer gestión algo que no tuvo oportunidad de hacerlo en sus primeros cuatro años debido a una fuerte oposición regional que le impedía inclusive visitar regiones dominadas por sus opositores. Nada de eso existe ahora, la oposición ha sido diezmada en las urnas.
Su primera gestión se vio favorecida por buenos precios de las materias primas que le permitieron acumular récord en reservas internacionales y hacer una gestión holgada, pero ahora deberá enfrentar un panorama distinto.
Incrementó los ingresos con la nacionalización de los hidrocarburos y pudo repartir entre los más pobres la renta petrolera algo que le dio réditos políticos, pero el costo ha sido una casi paralización de la industria petrolera.
Morales tuvo la habilidad de incrementar su popularidad, algo que pocos políticos bolivianos han logrado. Sigue siendo un símbolo de los sectores populares.
Para su segunda gestión anunció antes nacionalizaciones de las eléctricas y los ferrocarriles pero ha dicho que su principal desafío será industrializar las materias primas, sobre todo el gas y el litio. Su gestión anterior se vio salpicada de corrupción en medio una preocupante reactivación del narcotráfico.