Un estudio previo sugiere que las expectativas altas de los padres tienden a tener un efecto positivo en el desenvolvimiento académico de su hijo. Pero un nuevo estudio muestra que hay un limite en ese afecto.
Según los psicólogos de la Universidad de Reading en Inglaterra, las expectativas no reales o la presión excesiva de los padres pueden tener un efecto negativo en el desenvolvimiento de un estudiante en la escuela
Los investigadores llegaron a su conclusión luego de analizar los resultados de un estudio longitudinal de cinco años en Alemania que comparó las puntuaciones en matemáticas de 3.530 estudiantes de escuela secundario con las aspiraciones y expectativas de sus padres. Las aspiraciones describieron que tanto los padres querían que sus hijos ganaran una nota determinada, mientras las expectativas describieron que tan bien los padres creían que sus hijos podían desenvolverse.
Cuando la aspiración de un padre comenzó a exceder sus expectativas, las puntuaciones de matemáticas de los niños tendieron a disminuir, sugiriendo que el peso de las expectativas no realistas puede que dificulten el desarrollo académico de un niño.
Los expertos replicaron su análisis, esta vez utilizando un estudio similar de dos años compuesto de los resultados de matemáticas y las expectativas de 12.000 estudiantes y sus padres en Estados Unidos. Los resultados fueron los mismos.
Los descubrimientos fueron publicados esta semana en The Journal of Personality and Social Psychology.
“Las aspiraciones altas y poco realistas puede que entorpezcan el desenvolvimiento académico. Simplemente elevando la aspiración no puede ser una solución efectiva para mejorar el éxito en la educación”, dijo la autora principal del estudio Kou Murayama, en un comunicado de prensa.
Muchos programas escolares incitan a los padres a que expresen sus altas expectativas como una estrategia de mejorar el desarrollo de un estudiante. Pero el nuevo estudio sugiere que dicha estrategia está muy simplificada, y que las escuelas se deben enfocar en preparar a los padres con la información que necesitan para desarrollar expectativas razonables.