Un grupo de ocho personas invidentes ha logrado, a través de la fotografía, convertir en imágenes las ideas concebidas en su mente sobre los monumentos históricos, a partir del conocimientos de estos y con la utilización del resto de sus sentidos.
El hecho de que estas personas no vean, no quiere decir que no puedan retratar, afirmó Julio César Martínez Bronimann, fotógrafo de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC).
Este grupo de invidentes participa en el Proyecto Historia, Arte e Identidad para la Conservación Social del Patrimonio Cultural con Ciegos, que lleva a cabo la CNCPC, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).
El ejercicio creativo se da a través de los talleres de sensibilización que coordina la restauradora Gabriela Patterson, con los cuales el INAH-Conaculta busca involucrar a nuevos públicos en el cuidado y disfrute del patrimonio cultural.
El fotógrafo Martínez Bronimann ha indagado en fuentes documentales sobre la enseñanza de la fotografía a ciegos y ha adaptado su propio método de enseñanza.
El especialista encamina a los participantes del taller a expresar las imágenes que se forman en su mente, a través del conocimiento de un objeto o un espacio histórico por medio del tacto, el oído y en ocasiones el gusto, y “escribirlas” en un papel sensible a la luz.
“El significado de la palabra fotografía es ‘escribir con la luz´; las personas incapacitadas para verla pueden sentirla a través del calor que les produce en la piel, y así también ubican la dirección de la luz y por consiguiente, de la sombra”, indicó Martínez Bronimann.
“En los espacios cerrados, sienten la ausencia de luz por el cambio de temperatura, entonces deducen que deben poner luz extra: flash, así como cuando el calor del sol no es suficiente y cuando perciben un día nublado”, agregó.
El fotógrafo del INAH explicó que sus alumnos saben manejar los contraluces. “Saben dónde colocarse respecto a la orientación del sol; pueden percibir si se encuentra atrás o de frente; a la izquierda o a la derecha de su cuerpo. Saben dónde está la parte iluminada y la sombra”.
Sobre el encuadre, el tallerista dijo que el oído y el tacto son los sentidos con que se guían para captar imágenes. “En el caso del retrato -agregó- se trabaja a través de la voz: la persona a la que van a captar tiene que estar hablando, en un tono medio, mientras se toma la fotografía; así, el fotógrafo determina la dirección y distancia de su modelo.
En ocasiones, antes de fotografiar objetos los tocan y huelen, pero cuando es posible, un acompañante puede describirles el espacio o la figura para que se formen una idea en la mente.
“Con la cámara captan superficies porosas, lisas, de agua; diferentes texturas, colores, formas; de esta manera los normovisuales podemos apreciar en papel las imágenes que ellos perciben a través de sus cuatro sentidos”.
La enseñanza a este grupo de invidentes, que forman parte del Comité Internacional Pro Ciegos, inició con una introducción en la que Martínez Bronimann explicó cómo funciona la cámara, sus componentes y los principios para “escribir imágenes con luz”.
Para facilitar el trabajo y no complicarlos con mucha teoría, sólo trabajan con cámaras desechables.
A la fecha han realizado dos recorridos por sitios históricos en donde han podido poner en práctica sus conocimientos, el Ex Convento del Desierto de los Leones y el Museo de El Carmen, ambas construcciones coloniales del siglo XVII en la ciudad de México.
Luego de una explicación de la arquitectura e historia de estos dos lugares, los invidentes comenzaron con la captura fotográfica de formas, texturas y colores guiados por el calor del sol.
La restauradora Gabriela Patterson afirma que uno de los agentes más dañinos para el patrimonio cultural es el hombre y sólo a través de la educación y la sensibilización de los diferentes públicos, es como se puede conservar.
Ahora, dijo, el reto es que estas personas invidentes estén totalmente capacitadas para que a su vez contribuyan a crear esta conciencia entre la sociedad, a través de talleres que permitan experimentar sensaciones por medio de todos los sentidos.
El grupo de invidentes se reúne cada viernes para practicar diferentes actividades y revisar la tarea de fotografía