Los venezolanos enlutados por el deceso del presidente Hugo Chávez, muchos de los cuales acompañaron el féretro a lo largo de más de siete kilómetros hasta su instalación en la Academia Militar, comenzaron el miércoles por la noche a rendir honores y a despedirse del mandatario, luego de que lo hicieron sus familiares y más cercanos colaboradores.
Las autoridades abrieron las puertas del recinto a la población para que pasase frente al féretro, ubicado en un salón de la Academia Militar, al oeste de Caracas, luego que tres presidentes sudamericanos, el alto mando militar venezolano, miembros del gabinete y los hijos del fallecido mandatario, montaron una guardia de honor.
Varias de las personas entrevistas por AP -entre ellas la gobernadora del estado Monagas Yelitza Santaella y Agustina Mesía, una jubilada del metro de 61 años que ya habían salido de verlo- afirmaron que el gobernante, portaba la banda presidencial y estaba trajeado con el uniforme militar y la boina roja de sus días como paracaidista del ejército. Era el uniforme que vestía en 1992 cuando encabezó el intento fallido de golpe, que a la postre le sirvió de trampolín para impulsar su carrera política.
Los dolientes del mandatario se mostraron conmovidos y describieron la expresión del rostro del presidente como la de un hombre dormido.
“Si en 14 años yo pude ver al comandante (Hugo Chávez) una vez no me recuerdo, pero 14 años después venir a verlo así es algo bastante desagradable”, dijo Ricardo Tria, un chofer y trabajador social de 48 años,
“Uno es revolucionario, pero es algo que conmueve mucho la conciencia.. es bastante difícil, es como si se nos fuera un familiar”, expresó.
Al describir la imagen del mandatario luego de esperar cerca de cuatro horas para pasar frente a su ataúd, Tria indicó que Chávez lucía como “dormido, tranquilo, serio””
“No se le ve que esté hinchado, que le pusieran una máscara, se ve un Chávez dormido”, insistió. “Al pueblo le hacía mucha falta ver a su comandante, certificando que es en verdad el comandante. Nosotros como pueblo lo certificamos”.
Tras casi siete horas de cortejo, el ataúd con los restos de Hugo Chávez llegó a la Academia Militar donde se le rendían honores y será velado durante tres días.
La urna de madera y cubierta con el tricolor amarrillo, azul y rojo de Venezuela fue cargada por algunos ministros desde el techo de una carroza fúnebre hasta un salón de la Academia, ubicada en el Fuerte Tiuna, un vasto complejo militar que alberga el Ministerio de Defensa y los comandos castrenses en el oeste de la ciudad. En el salón, los portadores del féretro fueron relevados por varios de los hermanos y sobrinos del gobernante fallecido, quienes arrimaron el ataúd hasta el lugar donde estará el viernes en capilla ardiente.
Chávez, de 58 años y quien falleció el martes tras dos años de padecer cáncer, juró como oficial de Ejército en la Academia en 1975.
El ataúd, que había salido temprano del Hospital Militar, al oeste de Caracas, fue recibido en la Academia por el alto mando militar.
A su arribo a la Academia, hubo primero una ceremonia privada con la familia del presidente, su madre Elena Frías de Chávez, los hijos del dirigente fallecido, Rosa Virginia, María Gabriela, Hugo y Rosinés.
Más tarde los presidentes de Argentina, Bolivia y Uruguay montaron una guardia de honor frente al ataúd con los restos Hugo Chávez.
El féretro llegó a la academia después de casi siete horas de un multitudinario cortejo fúnebre y la mandataria argentina Cristina Fernández, el boliviano Evo Morales y el uruguayo José Mujica, junto con su esposa, fueron los primeros en colocarse al lado del ataúd, el cual fue abierto.
La televisión oficial divulgó la ceremonia y a la distancia se observaba el féretro abierto, aunque no hubo ningún acercamiento.
El general Wilmer Barrientos, jefe del comando estratégico operativo de la fuerza armada, dijo el miércoles en una entrevista a la AP que no se han reportado incidentes en el país.
“No me ha reportado ninguna anormalidad. Estamos desplegando un operativo especial de patrullaje en todas las ciudades importantes del país”, declaró.
Al ser consultada su opinión al hecho que el vicepresidente Maduro asuma como presidente encargado, el jefe castrense afirmó que los militares “vamos a cumplir lo que diga la Constitución”, evitando ahondar en el tema.
Tras la guardia de los presidentes, altos funcionarios del gobierno, el alto mando militar y los hijos de Hugo Chávez hicieron también una guardia de honor al lado del ataúd.
Ender Sandoval, un técnico en seguridad eléctrica de 34 años, que pudo ver al mandatario en su féretro manifestó que “estaba bonito como sonriendo”.
“Sólo fue la muerte la que pudo con él, no Estados Unidos ni la oposición aquí en Venezuela. Fue un hombre que no se le humilló a los Estados Unidos”, dijo en alusión a la postura que caracterizó al mandatario, uno de los más férreos críticos de la política exterior estadounidense.
“Se le veía con sus labios pronunciados y su cara de hombre recio”, agregó.
La llegada a la Academia marcó un día de luto para cientos de miles de personas que acompañaron desde temprano la salida de los restos del mandatario desde el Hospital Militar rumbo a la escuela castrense, en un acto en que hubo desde cantos y música hasta llantos y vivas al fallecido dirigente venezolano que gobernó a esta rica nación petrolera por 14 años.
Uno de los himnos que se escucharon durante el largo cortejo fue el del batallón Bravos de Apure, uno de los favoritos de Hugo Chávez que durante su vida militar fue miembro de esa unidad de blindados (tanques): “Al rumor de clarines, guerreros ocurre el blindado, ocurre veloz con celosos dragones de acero que guardan la patria, que el cielo nos dio, patria, patria. Patria querida, tuyo es mi cielo, tuyo es mi sol, patria tuya es mi vida, tuya es mi alma, tuyo es mi amor”, dice la letra y que Chávez solía cantar. Chávez, quien fue teniente coronel del Ejército, fue comandante de Pelotón y Compañía de Tanques AMX-30, en Maracay, 1978-79.
En el acto a puerta cerrada en el salón de la Academia sólo estaban parientes, altos funcionarios, congresistas, gobernadores, todos de rostro compungido.
“Yo no es que me alegre que haya muerto, pero no puedo estar triste”, dijo Delia Ramírez, una contadora de 32 años. “Ese hombre sembró mucho odio y división entre los venezolanos y pasaran muchos años para que los venezolanos volvamos a ser ese pueblo amable, en que no había tanta desconfianza y miedo entre nosotros”.
En medio del luto ni la oposición ni la dirigencia chavista mencionaron el tema más inmediato por resolver: convocar nuevas elecciones.
“La agenda del país está supeditada al duelo” por el jefe de Estado muerto, dijo en entrevista telefónica con The Associated Press Mariana Bacalao, profesora de opinión pública de la Universidad Central de Venezuela.
El país enfrenta “dos encrucijadas: la del chavismo que es resolver internamente cómo quedan ubicados (el vicepresidente) Nicolás Maduro y Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Nacional) y la calidad de las elecciones”, agregó.
Tras la muerte de Hugo Chávez el gobierno anunció que convocaría elecciones dentro de los próximos 30 días y que el candidato del oficialismo sería Maduro, pero no ha dado ni una fecha exacta ni explicaciones de por qué Cabello, como presidente de la Asamblea, no asumió el cargo tal como lo establece la constitución.
Entre la multitud, sin embargo, las consideraciones sobre las elecciones y la legitimidad de Maduro en el cargo parecían poco importantes.
“Vengo a acompañarlo hasta el final”, dijo José Terán, un operador de grúas de 49 años. “Nunca nos lo esperábamos. Siento un profundo dolor porque perdimos a alguien muy querido…Tenía un corazón muy grande”, aseguró.
A la cabeza del cortejo estuvo Maduro desde el inicio y por la tarde la televisora oficial mostró a Cabello sumándose a la marcha.
Vistiendo una chaqueta amarilla, azul y roja, Maduro caminaba lentamente junto al mandatario boliviano Evo Morales, quien también estaba en el grupo. Temprano y en medio del tumulto ambos cayeron al piso.
En la Academia Militar, donde Hugo Chávez prestó su juramento militar en 1975, se realizará una misa. Los restos del mandatario permanecerán allí hasta el viernes, pero no se ha indicado cuándo ni dónde será sepultado.
El gobierno decretó siete días de duelo por el fallecimiento del dirigente político, por lo que no hay clases en los colegios ni están abiertas las oficinas públicas. La mayoría de los comercios permanecieron cerrados y en calles de la capital se observaba poco flujo de personas y vehículos. En medio de ese ambiente dominical muchos aprovecharon el día para ir de compras al supermercado.
En un recorrido que realizo la AP por tres grandes supermercados del norte y centro de la capital se observó una fuerte presencia de personas y filas de más de 50 clientes formadas frente a las cajas.
“Se corre el rumor de que las personas dicen que Venezuela va a sufrir transformaciones (con la muerte de Chávez) y que hay que reservar, hay que comprar”, dijo Lenin Morillo, un mesonero de 27 años al salir de un supermercado en el norte de Caracas.
La madre del extinto jefe de Estado, Elena Frías de Chávez, salió junto al ataúd desde el hospital militar caraqueño donde falleció Chávez vestida de negro y secándose las lágrimas con un pañuelo blanco. Una de sus tres hijas, María Gabriela, también fue vista llorando a las puertas del hospital.
“Chávez al Panteón, junto con Simón”, gritó una muchedumbre a la salida del hospital en referencia al Panteón Nacional, una edificación en el centro capitalino donde reposan los restos de Bolívar.
Al grito de “La lucha sigue, Chávez vive” miles de personas saludaron desde puentes y edificios el paso del féretro. “Chávez te amo” y “Viva Chávez” gritaban desconsolados seguidores del gobernante mientras levantaban su brazo derecho con el puño cerrado, recordando una señal característica que hacía Chávez.
“Siento mucho dolor, mucho”, dijo con el rostro bañado en lágrimas Yamile Gil, un ama de casa de 38 años. “Nosotros no queríamos llegar a ver a nuestro presidente así (muerto)… siempre lo vamos a amar”, agregó Gil entre la multitud.
La historiadora Inés Quintero dijo en diálogo telefónico con la AP que una manifestación semejante a la del cortejo no se había visto en el país y que era “la expresión legítima por la desaparición de una figura con la que se sienten profundamente identificados” muchos venezolanos.
El ataúd fue colocado por varios soldados sobre el techo de un vehículo decorado con flores blancas. Delante del automóvil iban varias motocicletas abriendo el paso mientras detrás se agolpaba la multitud y algunos ministros que parecían sostener el féretro.
Los asistentes al desordenado cortejo vestían camisetas rojas, el color que ha identificado a los seguidores de Hugo Chávez. Todos daban vivas al fallecido presidente y tomaban fotografías con sus teléfonos celulares, una escena impensable hasta hace algunos meses cuando el propio Chávez decía que estaba curado del cáncer.
Entre la multitud había uniformados de verde como algunos de los varios cuerpos que integran la fuerza armada venezolana, de más de 200.000 miembros.
Las lágrimas parecían intensificarse cuando por parlantes colocados en camiones se escuchaban estrofas del himno nacional cantadas por el propio Chávez.
Varios mandatarios latinoamericanos -como Cristina Fernández de Argentina y José Mujica de Uruguay- han llegado desde la noche del martes y en la madrugada para asistir a las honras fúnebres.