El primer ministro japonés, Yukio Hatoyama, quiere aprovechar las cumbres de la ONU y del G20, la próxima semana, para afirmar la posición de la diplomacia japonesa, al dar sus primeros pasos en la escena internacional.
“Se dice que la diplomacia japonesa era realmente débil en las conversaciones multilaterales”, declaró Hatoyamna, nuevo jefe del gobierno nipón después de la victoria de su Partido Demócrata del Japón (PDJ, centro-izquierda) en las elecciones legislativas. “No debemos tener esta reputación durante el mandato del PDJ”, declaró.
La presencia de Hatoyama como primer ministro pone fin a más de 50 años de poder casi continuado de los conservadores, que habían hecho del alineamiento con las posiciones estadounidenses lo esencial de la política nipona.
El lunes, Hatoyama y su ministro de Relaciones Exteriores, Katsuya Okada, irán a Estados Unidos para una serie de reuniones que constituyen una excelente ocasión para promover su política, según los analistas.
Durante la cumbre sobre el calentamiento climático el martes en la ONU, Japón presentará su objetivo de reducir de aquí a 2020 sus emisiones de gas de efecto invernadero en un 25% con respecto a 1990. Es un objetivo ambicioso que ha sido saludado por los ecologistas y por la Unión Europea (UE) y en un terreno en que las negociaciones se aceleran, a menos de tres meses de la cumbre de Copenhague, donde debe elaborarse un protocolo que remplace al de Kioto. Por el momento, sólo la UE se ha comprometido a un objetivo comparable -30% de reducción en caso de acuerdo- mientras que Estados Unidos aún no ha fijado un objetivo claro.
En la cumbre del G20 sobre la crisis financiera, el jueves y viernes en Pittsburgh, Hatoyama debería destacar los efectos presupuestarios previstos por su gobiermo para mantener el repunte de la segunda economía mundial. El PDJ prevé aumentar las ayudas familiares, el salario mínimo y luchar contra la precariedad, medidas que se espera alentarán el consumo y estimularán el crecimiento.
El primer ministro, que rechaza el “fundamentalismo mercantil”, podría unirse también a los llamamientos a regular los mercados financieros que han hecho los dirigentes europeos.
Al margen de estas reuniones cumbres, Hatoyama se entrevistará bilateralmente con el presidente Barack Obama, encuentro muy esperado después de las veleidades independentistas de los nuevos dirigentes japoneses frente al aliado estadounidense. El PDJ desea que se revisen las condiciones de la presencia de Estados Unidos en territorio japonés, donde están desplegados 47.000 soldados. Por otra parte, también quiere terminar una misión de ayuda logística a la coalición militar internacional en Afganistán, un terreno que Obama considera prioritario.
“Quiero construir una relación de confianza con Obama”, destacó Hatoyama, precisando al mismo tiempo querer “discutir sinceramente” con él.
Durante su encuentro con el presidente chino, Hu Jintao, que también participa en la serie de reuniones cumbres en Estados Unidos, Hatoyama debería insistir sobre su visión de una “comunidad asiática”. Esta noción, inspirada en el modelo de la UE, busca calmar las tensiones existentes y generadas por las conquistas japonesas en Asia durante la primera mitad del siglo XX. Un tema éste último que Hatoyama también debe abordar durante su discurso ante la Asamblea General de la ONU, cuyo debate general se celebra del 23 a 28 de septiembre