Guane, un pueblo museo paleontológico en el corazón de Colombia. Guane es un pequeño pueblo en Colombia, con un museo paleontológico y arqueológico, con vetustas casas, una iglesia que data del año 1600, y con sus ancianos que siempre recorren las pocas calles empedradas, saludando a los visitantes que a diario llegan al lugar.
Guane está en una pequeña meseta a unos 10 kilómetros de Barichará, el pueblo monumento nacional en Colombia, por su arquitectura e historia colonial, en el departamento de Santander, al nororiente de Colombia.
El turista nacional o extranjero, que llega a Bucaramanga, capital del departamento de Santander, y recorre sitios como el Parque Nacional Chicamocha, el municipio de San Gil, y Barichara, siempre escuchan de la voz de los guías dos palabras: Cultura Guane.
En los restaurantes y hoteles de Barichará, por ejemplo, se pueden apreciar pinturas rupestres y fósiles en las entradas principales y pasillos, en la Casa de la Cultura también se exhiben piezas en piedras y el guía reitera: “Estamos viendo cultura Guane”.
Para conocer el pequeño pueblo de Guane se hace un recorrido de menos de una hora en vehículo desde Barichara hasta el parque central del pueblo.
En un costado están los almacenes de artesanías con objetos en piedra tallada, y sus pinturas rupestres, en el otro aparece la iglesia de Santa Lucía, la patrona del pueblo y de los invidentes, una verdadera reliquia arquitectónica construida en piedra tallada en el siglo XVII.
En el centro del parque está la imagen en piedra del Cacique Guamenta con una leyenda que dice: “Al Cacique Guamenta, y sus gentes que fecundaron esta tierra con su sangre” y en ese preciso momento como visitante ocasional de este pueblo, sentí que estaba en el corazón de una cultura antiquísima.
Desde este pequeño cuadrante, en donde sobresale el busto de Guamenta, cacique de caciques, se observa la llegada de los turistas, unos en vehículos particulares, otros que entran y salen en unas coloridas motocicletas adecuadas como moto- taxi y jóvenes que llegan al pueblo a pie por un Camino real, que construyeron los españoles, que colonizaron estas tierras.
En frente del parque se encuentra el Museo Paleontológico y Arqueológico, Isael Ardila Díaz, el sacerdote que fundó este pequeño espacio de memoria histórica, de los rasgos que quedaron de una cultura avasallada por la corona española.
El ingreso al museo tiene un costo de menos de cinco dólares y sólo permiten la entrada por grupos de 10 o 15 personas, que hacen el recorrido de las dos salas con dos mujeres (mamá e hija), quienes hacen una advertencia: “Prohibido tomar fotografías, prohibido hacer video”.
Los turistas se miran entre sí, sonríen y en cada descuido de las guías, disparan sus cámaras fotográficas para tener las imágenes de cerámica indígena que se encuentran en el primer salón, flechas, un escudo para simbolizar las tierras del pueblo Guane, con su sangre en la lucha contra los españoles.
Las cámaras se disparan, se guardan, la guía regaña y reitera “por favor no fotos, no video” y pasa a la segunda sala, la “sección de paleontología, donde se exhiben fósiles de animales marinos que se petrificaron”.
“(…) la región fue mar hace unos 120 millones de años, por eso se han encontrado fósiles”, explica.
Relata que también “tenemos madera fosilizada, proceso que ocurre cuando está dentro del agua sin oxígeno y se vuelve piedra. Peces completos, serpientes, semillas de fruta, restos de mastodonte de más de un millón de años”.
Los objetos que se encuentran en este museo son tesoros no sólo de la cultura Guane, de Colombia, hace parte de una pequeñísima parte de la historia de los indígenas de América Latina, antes y después de la conquista.
En el recorrido por esta región del departamento de Santander, están los rasgos del cultivo de tabaco, la caza, la pesca, el tejido de mantas, las cerámicas en barro, y artesanías talladas en piedra por los Guanes, hoy replicadas por sus descendientes, centenares de años después.
“Los Guanes eran de los mejores tejedores. No conocieron el hierro ni el alfabeto, y hoy en el siglo XXI no hay un indígenas Guane, esta extinguida la etnia”, señaló la guía, quien se se despide del grupo de turistas que salen en fila india hacia la pequeña plaza, donde sus habitantes rinden homenaje a Guamanta.
Los turistas dejan atrás este pequeño pueblo con sus casas antiguas, levantadas en piedra, pintadas de blanco, con los ancianos sentados en los andenes, en las bancas del parque bajo la sombra de los árboles, o simplemente caminando por las calles de piedra, que hacen de este pueblo un verdadero museo al aire libre entre colinas y ríos.