Dos años atrás un desconocido productor de limones de nombre Hipólito Mora comenzó a recorrer las comunidades de Michoacán para enfrentar a un cartel de las drogas que había tomado el control de prácticamente toda actividad lucrativa.
Luego de ser uno de los protagonistas y responsables de la caída de esa organización criminal, Los Caballeros Templarios, de haber perdido a su hijo en la violencia y de haber estado encarcelado dos veces, el fundador del movimiento de las autodefensas Hipólito Mora vuelve a peregrinar por los pueblos michoacanos en busca, ya no de narcos, sino de votos que lo lleven al Congreso.
De la mano de un pequeño partido, y con las armas depuestas por ahora, Mora busca canalizar la popularidad que le dio el liderazgo armado para hacerse a uno de los 500 asientos en la Cámara de Diputados en las próximas elecciones de mitad de mandato que se celebran el domingo.
El panorama es similar en el resto del país, pues la autoridad en México aún no está completamente en manos del estado. Cuando no son los grupos de autodefensas los que ejercen el poder de facto, son pequeños y medianos agrupaciones de narcos los que ejercen el control y que han florecido en estados como Tamaulipas como resultado de la estrategia del gobierno nacional de debilitar a los grandes carteles capturando a sus grandes capos.
Muchas de las autodefensas fueron legalizadas como policías rurales y reconocidas como tal por el gobierno federal, que dice que las fuerzas irregulares que alguna vez Mora lideró, hoy se encuentran disueltas. Pero aún hay grupos que se asumen como autodefensas y que tienen hombres de civil que portan pistolas y fusiles. Hipólito Mora ha recibido su apoyo.
“Me metí a la política porque a mí me gusta hacer el bien, luchar por la gente que no se anima, que no se atreve a levantar la voz”, dijo este hombre de 59 años que en febrero de 2013 convenció a un puñado de pobladores de su comunidad, La Ruana, de que se armaran y desafiaran a Los Caballeros Templarios, que fuera de haber penetrado cada rincón del estado, extorsionaban y secuestraban, y hasta le decían a la gente cuándo cultivar y a quién vender.
Aunque el crimen no ha desaparecido, la gente coincide en que la situación dista de lo que llegó a ser hasta hace pocos años, cuando la presencia de estos narcos aterrorizaba a este estado al occidente mexicano.
El gobierno ha prometido garantizar la paz y la seguridad para las elecciones del domingo, que fuera de 500 diputados elegirá a nueve gobernadores y cientos de alcaldes locales.
Pero en los últimos días, la tensión ha venido creciendo en el país con activistas que amenazan con bloquear las votaciones en el estado de Guerrero, al sur del país, donde la violencia del narcotráfico ya es un fenómeno generalizado, y más al sur, en Oaxaca, donde un sindicato de profesores de corte radical exige que se derogue una reforma educativa nacional. Dos candidatos y un aspirante más fueron asesinados a tiros, y miles de papeletas de votación fueron robadas y quemadas.
Además de Mora, sólo otro líder de las autodefensas de la municipalidad michoacana de Yurécuaro, Enrique Hernández, había sido postulado a un cargo de elección por otro partido. Hace unas semanas, no obstante, Hernández fue asesinado y jefes policiales locales fueron detenidos ligados al crimen.
Mora compite por un distrito que abarca 11 municipios del sur de Michoacán, varios de ellos entre los que se vieron más afectados por el narcotráfico. Uno es Apatzingán, considerado en su momento bastión de Los Caballeros Templarios y cuyo alcalde fue detenido por nexos con ese grupo del narcotráfico.
Se mueve en una camioneta blindada y acompañado por al menos siete escoltas, todos miembros del grupo de autodefensas que él fundó en La Ruana. Pero ahora llevan un uniforme que los identifica como “Fuerza Rural”, el cuerpo con el que el gobierno quiso legalizar el movimiento de civiles armados que en un momento reunió a varios miles en diversas comunidades.
“Hace dos años, tres meses iniciamos esta lucha, una lucha porque ya no podíamos trabajar, nadie: toda clase de trabajos los tenían controlados Los Caballeros Templarios”, dijo hace unos días Mora ante escasas 50 personas reunidas en la esquina de un campo de futbol de tierra de Apatzingán, a 335 kilómetros (200 millas) de Ciudad de México.
Preso en dos ocasiones bajo cargos de homicidio en lo que él cree fue un intento oficial para darle un escarmiento por sus constantes críticas a las autoridades, Mora es uno de los íconos de un movimiento considerado por muchos de ilegal en un país donde se prohíbe la justicia por propia mano, pero elogiado por otros más por haber hecho lo que no hizo el gobierno por años: liberar pueblos del narco.
Cemeí Verdía, comandante de las autodefensas de la municipalidad vecina de Aquila, es uno de los que llegó a apoyar a Mora, a quien considera “muy buena opción”.
De civil y con una pistola a la cintura, dijo a la AP que algunos partidos se acercaron para ofrecerle algún puesto. Un candidato a gobernador, incluso, le ofreció que de ganar se incorporara a su gobierno, lo cual asegura que rechazó.
Días antes de que resultara herido en una emboscada de presuntos criminales, Verdía dijo que todos los candidatos que contienden en Michoacán “le deben mucho al movimiento” de autodefensas, porque a raíz de que surgió las cosas comenzaron a cambiar.
Eulises Larios, de 35 años, es propietario junto con su familia de un aserradero en Coalcomán. En su memoria aún están frescas cuando en 2013 Los Caballeros Templarios les cobraban 100.000 pesos de “cuota” al mes. Lo peor para él, dijo, ocurrió cuando secuestraron a su hermano pese a que él les dio los dos millones de dólares que pedían, lo asesinaron.
Dijo que los industriales madereros se reunieron y aunque “no somos gente de guerra”, decidieron financiar a un grupo de autodefensas que lograron sacar de su comunidad a la organización criminal. “Fue la última carta que teníamos para jugar. Y gracias a Dios se logró”, dijo Larios, para quien es “bueno” si Mora logra ganar.
A diferencia de Larios, algunos creen que la posibilidad de que Mora llegue al Congreso mandaría una mala señal por provenir de un movimiento irregular. Para otros es una muestra más del hartazgo hacia los políticos y la búsqueda de alguien que dé esperanza.
“Va a ser un mal ejemplo”, dijo Pablo Monzalvo, especialista en seguridad de la Universidad Iberoamericana. “Independientemente de su calidad moral, que no la discuto… jurídicamente no es una gente que sea recomendable”.
Pero para otros su atractivo rebasa lo jurídico.
“Es extremadamente popular”, dijo Arturo Argente, director del Departamento de Derecho del privado Tecnológico de Monterrey en la ciudad de Toluca. “Hipólito Mora es una figura, una imagen que nace de una lucha emanada de la misma comunidad, defendiendo los derechos de la comunidad… es un héroe, un tipo que trae esperanza para la población”.
La política no ha gozado del mayor prestigio en los últimos años en México, y mucho menos en Michoacán, donde la infiltración en actividades públicas y privadas del cartel de La Familia y luego de Los Caballeros Templarios hizo en algún momento difícil distinguir entre políticos y criminales.
En los últimos dos años fueron detenidos más de 200 funcionarios y políticos por vínculos con el crimen organizado, incluido quien fuera ex gobernador interino y varios alcaldes.
“La gente ya está convencida de quién soy yo; ahora falta que se convenzan de que voy a ser un bien político y se los voy a demostrar”, dijo el ex líder de las autodefensas, quien en algunos lugares suele hacer campaña con un chaleco antibalas y a quien cuando algunas personas reconocen se le acercan a saludarlo o le gritan desde sus autos.
Lo cierto es que si el ex líder de las autodefensas en La Ruana es electo diputado, el margen que podría tener sería poco debido a que cualquier modificación legal o autorización presupuestal requiere de una serie de alianzas, que regularmente necesitan el respaldo de los grandes partidos.
Aun así, hay quien piensa que vale la pena que alguien como Mora llegue a la Cámara de Diputados
“La guerra no nada más se gana con las armas, la guerra también es una guerra electoral y tienes que dar tu voto… y tenemos que tener gente que legisle a favor del pueblo”, dijo Verdía.