El gobernante de facto de Honduras, Roberto Micheletti, arremetió en los últimos días contra el presidente costarricense, Oscar Arias, ex mediador en la crisis hondureña y único mandatario que ha aceptado reunirse con él luego del golpe de Estado de junio de 2009. Micheletti lo escogió como blanco de una seguidilla de descalificaciones, luego de que Arias insistiera en que renuncie, de modo de que no entregue personalmente el poder al presidente electo Porfirio Lobo, el 27 de enero.
Arias fue el primer presidente latinoamericano en reconocer el triunfo de Lobo en las cuestionadas elecciones hondureñas de noviembre, que la mayor parte de la comunidad internacional desconoce por ser efectuados por el régimen de facto que gobierna desde el golpe que derrocó al presidente Manuel Zelaya. Micheletti dijo el jueves que Arias “no tiene la capacidad ni la moral para poder hablar” sobre Honduras, aunque él mismo aceptó que sirviera de mediador. “Ese señor cada vez que habla es para ofender a mi país”, agregó Micheletti, quien el viernes fue más lejos y afirmó que Arias necesitaba “atención psicológica”. El mandatario costarricense ha evitado responder estos ataques. Arias, quien ganó el Premio Nobel de la Paz en 1987 por sus gestiones para poner fin a las guerras civiles en Centroamérica, es uno de los políticos con mayor prestigio en el istmo. Esto indujo a Estados Unidos a pedirle en julio que sirviera de mediador en la crisis hondureña.
Aunque ninguno de los puntos principales de su plan para acabar la crisis ha sido cumplido (restitución de Zelaya y renuncia de Micheletti), Arias ha intentado impedir que el mundo endurezca las sanciones a Honduras y ha pedido reconocer a Lobo. Sin embargo, le advirtió personalmente hace unas semanas a Lobo que debe lograr que Micheletti renuncie y no recibir el poder de sus manos, si quiere conseguir reconocimiento internacional.
La Organización de Estados Americanos (OEA), que suspendió a Honduras tras el golpe, enviará una misión al país luego de que asuma Lobo para tratar un eventual levantamiento de las sanciones, anunció el viernes su secretario general, José Miguel Insulza, luego de reunirse con Arias. La suspensión de la ayuda y créditos del exterior ha creado una situación “caótica” en la economía hondureña, admitió Lobo. Al reunirse con Insulza en su hogar del bulevar Rohrmoser de San José, donde recibió a Micheletti en julio, Arias y el jefe de la OEA criticaron la intransigencia del gobernante de facto.
“Estamos todos un poquito desazonados, (…) todos hubiéramos querido que se hubiera adelantado un poco la salida del gobernante de facto”, dijo Insulza. “Su presencia pienso que le ha hecho daño al pueblo hondureño”, dijo Arias. Hay políticos hondureños que temen que los ataques de Micheletti a Arias le ocasionen más problemas a su país. “Esos son exabruptos que no se deben dar por muchos conflictos que hayan, no hay justificación”, dijo a la AFP el diputado electo Germán Leitzelar.
Micheletti “no tiene conocimiento del daño que le ha hecho al pueblo hondureño y a la imagen de la nación y a las relaciones con una nación hermana como Costa Rica”, dijo a la AFP el abogado Rasel Tomé, asesor de Zelaya. “Arias trató por todos los medios de ayudar a reinstaurar la democracia en Honduras, pero el dictador los ha boicoteado”, agregó Tomé, quien acompaña a Zelaya desde septiembre en su refugio en la embajada brasileña.