Una huelga de hambre de dos políticos de alto perfil encarcelados está generando entusiasmo entre algunos de los miembros de la oposición en Venezuela que en su mayoría parecía desconectada desde las intensas protestas de 2014.
Siete estudiantes pasaron la última semana acampados en el polvoriento patio de una iglesia de Caracas sin tomar más que agua y Pedialyte en solidaridad con los ex alcaldes encarcelados Leopoldo López y Daniel Ceballos, quienes anunciaron su huelga de hambre el pasado 23 de mayo.
“Tenemos que ser la cara pública”, dijo Julio Rivas, de 28 años, que estaba sudando y tenía los ojos rojos tras ocho días de ayuno. “Sabemos que la gente no puede ver a López y sabemos que se está deteriorando. Así que estamos tomando su causa”.
López, de 44 años, anunció su huelga de hambre a través de un vídeo que se filtró desde la prisión militar donde lleva 15 meses retenido por cargos relacionados con su papel de líder en las protestas, en ocasiones sangrientas, contra el gobierno socialista de Venezuela en la primavera de 2014. Él y Ceballos, de 31 años, piden la liberación de líderes opositores detenidos como ellos y a quienes grupos de derechos consideran presos políticos. También reclaman que se fije una fecha para las elecciones legislativas que, por ley, deben celebrarse antes de final de año.
Sus familias dicen que los hombres solo toman agua y un suero con nutrientes, una afirmación no confirmada por funcionarios. La familia de López asegura que ha pedido más de 4,5 kilos (10 libras) y que el lunes fue trasladado en ambulancia a una cita judicial. Seguidores de Ceballos apuntan que su salud también se ha deteriorado.
Partidarios de la huelga de hambre dicen que el presidente Nicolás Maduro ha encarcelado a docenas de personas por manifestarse en su contra. Al menos otros tres miembros de la oposición presos se habrían unido a la iniciativa.
Maduro dijo que no dejará en libertad a los detenidos, a quienes acusa de conspirar para un golpe de estado contra su gobierno elegido democráticamente.
El Defensor del Pueblo, Tarek Saab, dijo en una entrevista televisada el lunes que los hombres deberían finalizar su protesta y no poner en peligro su salud. “Hay muchas oportunidades para ejercer la política en Venezuela”.
La coalición opositora ha vacilado ante una nueva convocatoria de movilizaciones por parte de los detenidos. Declinó respaldar una marcha nacional celebrada el pasado fin de semana tras un llamado de López que atrajo a miles de personas en la mayor muestra de disconformidad desde las barricadas instaladas en las principales ciudades del país en 2014.
La escasez generalizada de productos, la creciente inflación y el aumento de los delitos violentos que provocaron aquellas protestas que en ocasiones fueron letales, han empeorado en el último año y medio, pero la gente se ha mostrado reacia a manifestarse en público. Incluso el arresto del alcalde de Caracas, de la oposición, el pasado febrero provocó solo protestas aisladas.
El vocero de la coalición que integra a 29 partidos opositores compareció el miércoles junto a la esposa y la madre de López en una conferencia de prensa. Antes, un portavoz del alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos había instado a Venezuela a permitir que todos los presos en huelga de hambre pudiesen hablar con médicos sobre su elección y expresó especial preocupación por Ceballos.
“Estamos muy preocupados por las condiciones de detención y el deterioro de la salud de Daniel Ceballos”, dijo el funcionario de la ONU Rupert Colville en un comunicado.
En la acampada montada por los jóvenes en un barrio rico en el este de Caracas, los manifestantes de entre 20 y 30 años pasan los días y las noches durmiendo, enviando mensajes y leyendo revistas sobre una pila de mantas. Responsables sanitarios locales dijeron el jueves que enviarían un paramédico para controlar su salud las 24 horas del día.
Rivas, un legislador del estado norteño de Carabobo, lidera el grupo. Ha estado recibiendo visitas periódicas de su esposa, que está al cuidado de la hija de un año de la pareja.
“Ella está preocupada por mí, pero esto es algo que sentimos que tenemos que hacer por nuestros hermanos. No pararemos hasta que están libres”, dijo.