Tres años después de describir a George W. Bush como el “diablo”, el presidente venezolano Hugo Chávez dijo el jueves que las Naciones Unidas “ya no huele a azufre”. “Huele a otra cosa, a esperanza”, expresó Chávez en alusión al sucesor de Bush en la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama. “Y hay que poner el corazón a la esperanza”.
Chávez, quien en una conferencia de prensa posterior dijo tener una “buena química” con Obama, comparó al actual mandatario norteamericano con John F. Kennedy, quien fue asesinado, e hizo votos por que no corra su misma suerte. “Ayer recordábamos que un presidente estadounidense. Poco antes de que lo asesinaran, había dicho ante el congreso que allá en el sur hay una revolución y la causa principal es el hambre”, expresó el mandatario venezolano, quien habló por casi una hora. “No era un revolucionario, pero era inteligente”.
“Como inteligente creo que es el presidente Obama. Ojalá. Dios libre a Obama de las balas que mataron a Kennedy”, manifestó. Chávez recordó que Kennedy también afirmó que “los que le cierran el camino a las revoluciones pacíficas le abren el camino a las revoluciones violentas.
“Ojalá Obama logre virar, virar de verdad”, acotó.
El presidente venezolano dijo que Obama puede ser un agente de cambio y sostuvo que dentro del capitalismo no puede haber reformas de fondo. El cambio verdadero, afirmó, llega con el socialismo. “Todos claman por un cambio, pero en el capitalismo no hay cambio posible.
Solo con el socialismo”, expresó. “Te invitamos al eje del mal, al socialismo, vente al socialismo, Obama. El socialismo es el camino a la salvación de este planeta”. “La Unión Soviética se desvió desde temprano y nunca hubo socialismo. Este siglo, el XXI, será el siglo del socialismo”, manifestó.
Abundaron nuevamente los llamados al multilateralismo y a las acciones conjuntas para resolver los desafíos de nuestros tiempos y el Grupo de los Ocho le dio a Irán hasta fin de año que se comprometa a poner fin a su programa de enriquecimiento de uranio y evite nuevas sanciones. Pero en una jornada en la que hablaron pocos pesos pesados de la política internacional, toda la atención fue acaparada por Chávez, quien al comenzar su discurso recomendó la película de Oliver Stone “Al sur de la frontera”. Dijo que es una cinta “interesante”, que “mueve a reflexionar”.
“Allá, al sur de la frontera, hay una revolución. Es necesario que el mundo lo vea, lo asuma y lo acepte, porque es una realidad que no va a cambiar”, declaró. “Es una revolución que trasciende lo ideológico, de tiempos históricos. De raíces muy profundas, moral, espiritual, total. Una revolución necesaria”. “Es una gran revolución y va a seguir creciendo”, recalcó Chávez. “Nadie pretenda frenarla, nadie podrá frenarla. No es la revolución aquella de las columnas guerrilleras, heroica de la Sierra Maestra (de Cuba), de las montañas de Bolivia donde andaba Ernesto Guevara, el Che. No, esta revolución es otra, que no brota en las montañas con focos guerrilleros. Brota en las ciudades, en las masas, es pacífica, democrática”.
Chávez volvió a insistir en su tesis de “los dos Obama”, según la cual hay un Obama con aspecto reformista, que habla de cambios profundos, y otro que traiciona sus palabras con los hechos. “Hay que pasar de las palabras a los hechos”, dijo Chávez.
“Levanta el bloqueo a Cuba, ¿que vas a esperar? Sé consecuente con lo que estás diciendo”, expresó el mandatario, quien en su discurso tuteó con frecuencia a Obama. “Who are you, Obama, who are you? Obama one, or Obama two”, dijo Chávez en inglés. ¿Quién eres tú Obama, el Obama uno o el Obama dos?
El presidente sudamericano le pidió, de soldado a soldado, a los militares hondureños que no apoyen el golpe que derrocó al presidente Manuel Zelaya. Chávez se mostró muy suelto en el podio e improvisó su discurso, revisando de vez en cuando unas notas. Interrumpió varias veces su alocución para hacer bromas.
“Te espero allá en Margarita”, dijo de repente, mirando a alguien entre los asistentes. “Es el presidente de Gambia. Ponte el aparatito (para escuchar la traducción de su discurso). Ok. ya, ya. ¡Viva Africa!”.
Sentó así el tono jocoso de su discurso, en el que alternó denuncias del capitalismo con chistes. “Cuando se dio cuenta que su presentación se estaba prolongando, intentó tranquilizar a la gente diciendo que “no voy a hablar más que Gadafi”. El líder libio Moamar Gadafi habló más de una hora y media el miércoles.
“Pero tampoco voy a ser menos que Obama ni que Lula”, agregó. “Pasen, pasen los que van llegando. Bienvenidos. Estaban almorzando. El tráfico en Nueva York es duro a esta hora”. Chávez pronunció el primer discurso de la sesión vespertina.
Luego de unos 45 minutos, Chávez bromeó: “Creo que llegué a diez minutos”. También le envió un beso a María Fernanda Espinosa, la canciller ecuatoriana. “Hacía tiempo que no te veía”, le dijo. “Allí viene otra mujer valiente, Patricia Rodas, la canciller de Honduras (del gobierno de Manuel Zelaya). Pido un aplauso”.
Chávez revisaba de vez en cuando un pequeño cuaderno negro en el que tenía apuntes y se salteó muchas páginas. “Me falta poco… no me vayan a tirar un zapatazo”, expresó.