La bodega de Tlatlaya era casa de seguridad, dice un testigo que está en las diligencias de la investigación del tema.
Se sabe, que hace unos días tres militares implicados en el caso Tlatlaya fueron exonerados, aun cuando las organizaciones no gubernamentales y los familiares de las víctimas han protestado, lo apegado a derecho indica que no hay pruebas suficientes para dejarles presos.
Curiosamente en el caso se han venido ya detectando inconsistencias en las declaraciones de los sobrevivientes, esto no es sencillo y es muy grave ya que desde que se dio hace unos años el caso de los tapados en Monterrey, se han venido detectando una serie de denuncias de violación de los derechos humanos por parte de autoridades federales, que jamás son ratificadas pero siempre se archivan engrosando y manchando el historial de servicio de las fuerzas castrenses.
Regresando al caso Tlatlaya, de acuerdo a fuentes periodísticas, el cartel del narcotráfico La Familia Michoacana al mando de Johny Hurtado mejor conocido como el Fish, tenía varias casas de seguridad en los municipios limítrofes de Estado de México y Guerrero, a donde llevaba a sus víctimas para ejecutarlas y después en pedazos meterlas en bolsas para irlas a tirar ya sea al monte o a las localidades cercanas.
Esto se va conociendo conforme avanzan las investigaciones, una de esas propiedades era la bodega donde 22 civiles murieron presuntamente a manos del ejército mexicano.
El caso Tlatlaya dará mucho más de que hablar y no hemos visto siquiera el fin de ello.