El gobierno socialista de Venezuela tiene problemas para que los estantes de los supermercados tengan comida y bienes básicos en medio de una galopante inflación. La presidente de Brasil enfrenta a intentos de enjuiciarle políticamente. Y hasta el gobierno comunista de Cuba, ícono de la izquierda latinoamericana durante década, se está acercando a Estados Unidos.
Ya sea por escándalos de corrupción o una ralentización del crecimiento, la popularidad de los gobiernos de izquierda latinoamericana que han estado gobernando en la región desde el inicio del milenio parece estar disminuyendo. Los electorados que votaron en contra de las políticas de libre mercado y disminución del tamaño del estado, que dominaban la década de 1990 impulsadas por Washington, y que apoyaron las proclamas populistas de los líderes izquierda ahora se muestran cada vez más hostiles.
El apoyo que tenía la izquierda latinoamericana en las encuestas se ha venido hundiendo y las protestas callejeras en su contra van en aumento.
El desencanto tiene que ver con graves problemas económicos. La mayoría de los líderes llegaron al poder cuando la economía China se había disparado y, con ello, la demanda de materias primas de Suramérica. Ahora que la segunda economía más grande del mundo se ha desacelerado, y las exportaciones de los productos que crearon una bonanza para estos gobiernos, que les permitió repartir la riqueza y ganarse la simpatía de los pobres, han bajado drásticamente.
“No es fácil gobernar en América Latina en este momento”, dijo Raúl L. Madrid, coeditor de un libro sobre los gobiernos de izquierda en la región. “Muchos de estos gobiernos llegaron al poder criticando los altos niveles de desigualdad y la corrupción del poder. Pero ahora no se puede culpar al establecimiento de manera efectiva como antes cuando ellos, ahora, son el establecimiento”.