Una nueva exposición en la Royal Academy of Arts (Real Academia de las Artes) explora por primera vez la relación entre los jardines y los grandes maestros del impresionismo del siglo XX, tomando a Monet como punto de partida.
“El jardín en la pintura moderna: De Monet a Matisse” alberga el grandioso Tríptico Agapanthus de la serie Nenúfares (Monet, 1916-1919) que por primera vez es presentado como una sola pieza en el Reino Unido.
La curadora de la muestra, Ann Dumas, dijo a Notimex que los trípticos provienen de tres museos en Estados Unidos y “quizá la única vez que fueron mostrados juntos fue en París en 1950”.
La exposición abarca desde 1860 hasta 1920, un periodo de vertiginoso cambio social e innovación en las artes, que incluyó el desarrollo del impresionismo, postimpresionismo y el vanguardismo de principios del siglo XX.
La muestra refleja que muchos de estos artistas fueron también amantes de la horticultura, cultivando sus propios jardines y pasando tiempo en lo que se convirtió en un nuevo lugar de esparcimiento.
Uno de los cuadros emblemáticos de la exposición es “Mujer en el Jardín” (Monet, 1867) y “Monet Pintando en su Jardín de Argenteuil” (Renoir, 1867), que reflejan la simbiosis entre los jardines y los artistas.
A finales del siglo XIX, comienza a surgir la noción de los jardines como un santuario privado e íntimo: desde los paisajes perfectamente ornamentados de Monet hasta los jardines despeinados de Bonnard y Vuillard, amigos y contemporáneos del pintor francés.
Una sala completa ofrece una retrospectiva de los primeros años de Monet en Giverny, poblado al noroeste de París, lugar donde el pintor se dio a la tarea de rediseñar su propio jardín y crear un estanque con especies híbridas de lirios rojos y rosas.
En una afán por retratar a la perfección los lirios acuáticos con la luz cambiante del día, Monet destruyó varios de los lienzos de la serie Lirios Acuáticos hasta que -una vez satisfecho con su obra- 48 cuadros fueron exhibidos en París en 1909.
La muestra refleja cómo el famoso jardín de Giverny fue una fuente de inspiración para Monet desde sus inicios como pintor, hasta su muerte en 1926.
Los famosos cuadros de lirios acuáticos y de sauces llorones de Monet reposan no muy lejos de las pinturas de Wassily Kandinsky, Emil Nolde, Gustav Klimt y Pierre Bonnard.
La exposición, una de las más esperadas en el calendario cultural del Reino Unido, presenta 120 cuadros de instituciones públicas y privadas de todo el mundo, de los cuales 35 pertenecen a Monet.
“No quisimos hacer una exposición dedicada únicamente a Monet, porque ya se han hecho en el pasado, sino quisimos intencionalmente buscar una conexión histórica entre los artistas y la jardinería”, explicó la curadora.
La exposición sumerge al visitante al espacio íntimo de los jardines de ensueño, a los colores estridentes de Kandinsky, pasando por los jardines melancólicos del español Santiago Rusiñol.
La muestra presentada de forma temática incluye también a otros artistas internacionales como Edouard Manet, Camille Pissarro y Max Liebermann, pero ninguno tan conocido, ni tan prolífico como Claude Monet.
“Tal vez le debo a las flores que me convertí en pintor”, escribió alguna vez Monet, quien retrató como nadie a los jardines como un espacio de refugio y sanación.