rmes y se unieron a la multitud, mostrando su apoyo al nuevo gobierno. En las redes sociales, se hacían virales videos de personas bailando y cantando en las calles de Damasco, celebrando la caída del régimen autoritario de al Assad.
Sin embargo, la incertidumbre seguía presente en Siria. A pesar de la euforia en las calles, muchos temían que la situación podría volverse aún más caótica con la toma del poder por parte de grupos rebeldes liderados por islamistas. Además, la comunidad internacional observaba con atención los acontecimientos en el país, preocupada por el futuro de Siria y por la posibilidad de nuevas tensiones en la región.
En medio de la incertidumbre, los sirios intentaban reconstruir su país y mirar hacia el futuro con esperanza. Las cicatrices de la guerra civil eran profundas, pero la caída del gobierno de al Assad abría una nueva oportunidad para la reconciliación y la construcción de una sociedad más libre y justa. Los desafíos eran enormes, pero la determinación del pueblo sirio por cambiar su destino era aún mayor.