A exactamente un año de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el alcalde de la ciudad Eduardo Paes se presentó el miércoles en un estadio en construcción y dijo que todas las instalaciones estarán listas cuando comience el 5 de agosto del año que viene la primera justa olímpica de Sudamérica.
“Literalmente, estamos haciendo realidad un milagro”, afirmó Paes, hablando ante cientos de periodistas que lucían cascos de protección y que lo bombardearon con preguntas sobre las demoras de las obras, el incremento de los costos y un estudio de la Associated Press que reveló que los atletas que compitan en pruebas acuáticas afuera de las piscinas corren serio peligro de contraer enfermedades en aguas contaminadas, con altos niveles de virus.
Tratando de despejar los temores, Paes dio un detallado informe del estado de cosas en las sedes y de las fechas en que se espera se concluyan las obras, con bastante antelación a la ceremonia inaugural del 5 de agosto.
“Queremos demostrar que somos capaces de terminar las cosas a tiempo, que Brasil no es un país donde todo termina costando más, donde todo se termina tarde”, afirmó Paes, hablando con el ruido de la construcción de fondo en la Arena Carioca 3, que según la presentación está terminada en un 98%.
En el acto estuvo presente Carlos Nuzman, director del comité organizador local, pero no apareció el presidente del Comité Olímpico Internacional Thomas Bach, quien aparentemente estaba exhausto tras un viaje que se demoró casi 30 horas.
Bach llegó el martes procedente de Kuala Lumpur, donde hubo una conferencia del COI, y dijo sentirse “muy confiado de que en un año nos sentiremos abrumados por una hermosa ceremonia inaugural y por la hospitalidad de los brasileños”.
“Tendremos unos grandes juegos que reflejarán la pasión de los brasileños y también su eficiencia”, señaló. “No tengo preocupaciones particulares porque confío en que el comité organizador y todos los niveles del gobierno seguirán este dinámico trabajo”.
Paes y Nuzman debieron responder muchas preguntas sobre la calidad de las aguas.
Las autoridades han prometido que la limpieza de vías acuáticas que reciben aguas residuales será uno de los principales legados de los juegos, pero posteriormente admitieron que será imposible cumplir los objetivos olímpicos en ese terreno.
Nuzman, no obstante, insistió en que las aguas están limpias.
“Hemos oído de atletas que nadan entre pescados”, sostuvo. “De modo que hay algunas discrepancias” en torno al estado de cosas.