Entre lágrimas, cánticos y música cientos de miles de personas saludaban el miércoles a su paso el ataúd con los restos del presidente Hugo Chávez durante una extensa y desordenada caravana por Caracas, en medio de la incertidumbre sobre el futuro político del país.
La marcha que acompañaba al cortejo, que luego de cuatro horas estaba lejos de apagarse, no tiene precedentes en la historia contemporánea venezolana. En medio del luto por la muerte del político de 58 años, que falleció la víspera víctima del cáncer que padecía desde 2011, ni la oposición ni la dirigencia chavista mencionaron el tema más inmediato por resolver: convocar nuevas elecciones.
“La agenda del país está supeditada al duelo” por el jefe de Estado muerto, dijo Mariana Bacalao, profesora de opinión pública de la Universidad Central de Venezuela.
El país enfrenta “dos encrucijadas: la del chavismo que es resolver internamente cómo quedan ubicados (el vicepresidente) Nicolás Maduro y Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Nacional) y la calidad de las elecciones”, agregó.