El brote de gripe porcina en México ha puesto a prueba los protocolos establecidos por EE.UU., México y Canadá para responder a los retos de salud pública en Norteamérica, y demuestra la urgencia de estrechar la cooperación para evitar el contagio, según los expertos.
La gripe porcina cada día se esparce más por el planeta -se han confirmado casos en Europa, Oriente Medio y en la región del Pacífico asiático-, y las autoridades intentan impedir una posible pandemia.
Expertos consultados hoy por Efe coincidieron en la urgencia de mejorar la cooperación y advirtieron de que no hay cabida para la politización de un problema que podía producirse en cualquier rincón del mundo.
“En esta era de globalización, la pregunta no es si habrá brotes sino cuándo y, más importante aún, es la capacidad de respuesta de los países. Esto es algo que no respeta fronteras y hay que evitar que se mexicanice el asunto”, dijo Armand Peschard Sverdrup, analista del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
“México, EE.UU. y Canadá han trabajado estrechamente durante años para fortalecer su capacidad de respuesta. No puede haber quejas de cómo ha respondido México para contener el contagio”, agregó.
El analista dijo que las alertas de viaje emitidas por Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y algunos países asiáticos podrían perjudicar el turismo en México, aunque señaló que “la gente siempre tiene que tomar cautela, porque no es el primer brote ni será el último en el mundo”.
Andy Grotto y P.J Crowley, del Centro para el Progreso Estadounidense, señalaron en un documento que el riesgo de propagación es otra prueba de que Estados Unidos “debería ayudar a crear instituciones gubernamentales en otros países, aún en tiempos de crisis económica”.
Asimismo, elogiaron la labor del Gobierno de México, que aunque inmerso en una lucha contra el narcotráfico, “ha respondido de forma enérgica y ha compartido su conocimiento oportunamente con sus vecinos”.
Esta crisis también pone a prueba el sistema de vigilancia médica en EE.UU., que ha mejorado, pero que todavía depende de una red informal de profesionales de salud pública, veterinarios y de recursos naturales que aún no están “integrados a un sistema uniforme de salud pública”, agregaron.
En EE.UU. ya se han confirmado 64 casos en cinco estados y la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, dijo hoy a la cadena NBC que se anticipan casos en “más estados en los próximos días”.
Pese a presiones de grupos conservadores, Napolitano considera innecesario cerrar la frontera sur.
En México, la “zona cero” del brote donde ya hay 20 muertos confirmados y otros 132 fallecimientos sospechosos, las autoridades cancelaron las clases, las iglesias cerraron y, el domingo, un popular partido de fútbol se jugó sin público en un estadio de más de 100.000 plazas.
Canadá prevé un aumento más allá de los ocho casos confirmados en ese país hasta hoy, y las autoridades ya realizan exámenes médicos a los trabajadores temporales mexicanos, muchos de ellos en el sector agrícola.
Todo esto se suma a la extensa cobertura mediática, criticada como alarmista por algunos, y a las preocupaciones por el impacto económico de esta crisis: han aumentado las cancelaciones en las aerolíneas y han bajado los precios del petróleo y del peso mexicano, lo que alimenta la ansiedad de los inversionistas.
Las autoridades de los tres países no trabajan a ciegas y se apoyan en la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), creada en marzo de 2005 y que contiene mecanismos para la prevención, respuesta y recuperación ante una crisis de salud pública en la región.
La ASPAN incluye un plan contra las gripes pandémicas que estipula una estrecha cooperación en asuntos como el intercambio de información; mejor vigilancia fronteriza y el reforzamiento de controles en todos los puntos de entrada por aire, mar y tierra entre los países miembros.
“Uno de los beneficios de los contactos frecuentes entre las autoridades de los tres países es que cuando ocurre una crisis, saben muy bien a quién contactar del otro lado de su frontera. Esto facilita una respuesta altamente coordinada a la epidemia actual”, dijo Andrew Selee, director del Instituto de México del Centro Woodrow Wilson