La guerra de bandas se entromete en las elecciones de Irlanda. La guerra entre bandas criminales irlandesas con conexiones en España se ha convertido en tema de campaña de las elecciones irlandesas del viernes, entre acusaciones al Gobierno de haber debilitado la policía con los recortes.
La guerra entre una banda enraízada en el sur de la capital y otra en el norte tuvo su punto álgido con el asalto de unos hombres con fusiles AK-47 y disfrazados de policías al pesaje de una pelea de boxeo en un hotel de Dublín. Un hombre murió y dos resultaron heridos en este ataque contra la banda Kinahan, dirigida desde España.
A los pocos días, llegó la venganza, con el asesinato del hermano de Gerry Hutch, un notorio gángster de Dublín apodado ‘El Monje’. Se da la circunstancia de que el padre de uno de los púgiles fue asesinado hace años en un ajuste de cuentas. Y de que el sobrino de ‘El Monje’ fue abatido a tiros en una piscina del sur de España en septiembre.
En la semana antes de las elecciones, la policía cerró las calles y las inspeccionó en busca de bombas antes de los funerales de las dos víctimas, David Byrne, de 33 años, y Eddie Hutch, de 59, cuyos cortejos estuvieron fuertemente vigilados.
Tras los dos asesinatos recientes, unos cuantos periodistas tuvieron que abandonar sus casas después de haber sido amenazados por bandas del crimen, un caso que recordó al asesinato en 1996 de la periodista Verónica Guerin, ordenado por un narcotraficante, una historia que fue llevada al cine en una película protagonizada por Cate Blanchett. “Son 20 años desde que Verónica fue asesinada por delincuentes porque estaba escribiendo acerca de ellos”, recordó a la AFP el hermano de Verónica, Jimmy Guerin, candidato a un escaño en el Parlamento por una circunscripción del norte de Dublín. “Es particularmente triste para mí que 20 años más tarde las cosas hayan de hecho empeorado”, agregó.
El primer ministro, Enda Kenny, fue acusado de haber debilitado a la policía con los recortes y las medidas de austeridad impuestas a raíz de la crisis económica y el rescate internacional de 2010. En respuesta, reforzar la policía y la justicia se ha convertido en una de las promesas de campaña más frecuentes.
Niall O’Connor, expolicía, dijo que los recortes habían tenido un enorme impacto en la vigilancia de los principales criminales. “Esta fue una operación muy bien planificada. Tenían un plan, tenían automóviles para escapar. Tenían fusiles AK-47”, dijo O’Connor a la AFP. “Entonces, ¿dónde estaban las fuentes de inteligencia? La pregunta debe plantearse: ¿no estaban porque no quisieron pagarles horas extras?”.
Los ataques también perjudicaron al partido nacionalista de izquierda Sinn Fein, porque minaron su intento de distanciarse de su pasado como brazo político del grupo paramilitar IRA. Una persona que dijo representar al grupo IRA Continuidad, una escisión del Ejército Republicano Irlandés contraria a los acuerdos de paz de 1998, reivindicó el ataque del hotel, aunque poco después hubo otra declaración contradiciéndole.
“Muchos antiguos militantes de los grupos armados no han podido reinsertarse en la sociedad irlandesa, en el periodo posterior al proceso de paz, sumergiéndose en el crimen organizado”, escribió el experto en seguridad Tom Clonan.
Para Stephen Rae, director de la principal empresa editora de diarios irlandesa, Independent News and Media, la escalada podría ser peor que de lo que fue hace dos décadas. “Irlanda ha vivido una recesión, no se gasta tanto dinero en policía y orden público y el resultado es que las bandas están empezando a mostrar su poderío de nuevo”, dijo. “Yo era un periodista de sucesos en 1996 y nunca he visto algo tan grave como esto”, advirtió.