Hacia 1857 México aportó al mundo el concepto del Juicio de Amparo plasmándose en la Constitución Federal de 1857 y 60 años después en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917. Así como en su momento el amparo se percibió como una protección a personas y entidades en contra de acciones arbitrarias o que de algún modo violentaran derechos fundamentales por parte del gobierno a los afectados, los sindicatos se percibían como las agrupaciones que se dedicarían a proteger y salvaguardar los derechos laborales e intereses sociales, económicos y profesionales de grupos de empleados en contra de los patrones.
Es sin embargo un hecho que en México se ha usado la figura sindical como fuerza política en busca de en muchas ocasiones situaciones o condiciones fuertemente injustas a favor del trabajador. En este concepto mal entendido de un sindicato y con aquella creatividad del empresariado mexicano se han dado una serie de acciones en ambos frentes que buscan igualar las condiciones y las fuerzas.
Así como los sindicatos agremian y buscan enrolar a sus filas a grupos de trabajadores para aumentar las cuotas y enriquecer a algunos cuantos, por otro lado los patrones crean sindicatos blancos que ellos mismos controlan.
Si bien los sindicatos blancos emplazan a huelga a los patrones continuamente en busca de condiciones cada vez más ventajosa, los patrones hacen que los sindicatos blancos emplacen a huelga y conjuran con acuerdos en ocasiones por debajo de la media en la industria o con aumentos que no alcanzan siquiera cifras de inflación.
Al igual que la figura del Juicio de Amparo ha sido abusada e incluso en muchas ocasiones no respetada por los demandados, la figura cada vez más abusada de los sindicatos hoy empieza a perder fuerza. Dos casos de gran relevancia en esto son el de Luz y Fuerza del Centro y los de ASPA y ASSA con el caso de Compañía Mexicana de Aviación. En ambos casos citados, los patrones atribuyen la falta de viabilidad futura de las empresas en los costos laborales que representan los contratos colectivos.
Y es que en el primero, el Gobierno Federal decide dar por terminado el contrato colectivo de trabajo del Sindicato de Electricistas que trabajaban para Luz y Fuerza del Centro. Con apego a la Ley Federal del Trabajo, a los códigos de que se desprende y a su reglamento, el Gobierno anuncia la liquidación de Luz y Fuerza, incluyendo el pago a trabajadores y la terminación del contrato. En una movida controversial, Gobierno Federal ingresa los bienes de Luz y Fuerza al SAE e instaura como prestador del servicio de provisión de suministro eléctrico al Valle de México y áreas antes atendidas por LyFC a la Comisión Federal de Electricidad.
Por medio de demandas, juicios de amparo y denuncias, el sindicato buscó anular las acciones del Gobierno en torno a LyFC, argumentando ilegalidad, fraude, falta de transparencia en el manejo de figuras y cifras y por último una situación de patrón sustituto en CFE con respeto a LyFC. EN una serie de eventos adversos para el sindicato, los juicios y denuncias han tenido resultados y sentencias desfavorables, incluso, los juicios de amparo fueron desechados. El Sindicato de Electricistas por tanto perdió no sólo las querellas, sino que de pronto se vio reducido a una asamblea de ex trabajadores de LyFC sin poder alguno.
En el caso de ASPA, el sindicato de pilotos y de ASSA, el de sobrecargos fueron víctima de una situación similar, que sin embargo no les da la opción de demandas, denuncias, amparos o cualquier otro. El tema aquí es que el patrón, Compañía Mexicana de Aviación anuncia la inviabilidad de la empresa, sus tenedores en ese entonces aplican un valor de $1.00 a la empresa y la ofrecen a los sindicatos con condiciones en extremo desfavorables, tema que no pudo ser aceptado por los sindicatos. En respuesta, el patrón, CMA ataca de forma frontal el problema, anuncia y promueve el Concurso Mercantil en cortes mexicanas y la protección por bancarrota en Estados Unidos. Más allá de esto, anunció cancelación de rutas y frecuencias y la suspensión de venta de boletos. Más presión a los sindicatos a bajar las demandas y acceder a las condiciones de reducción de plazas, sueldos, prestaciones y cambio en las condiciones del contrato de trabajo sólo pudieron venir a través del anuncio de la tenedora, Nuevo Grupo Aeronáutico de seguir operando sus líneas subsidiarias, MexicanaClick y MexicanaLink que no cuentan con los vicios de los contratos colectivos de trabajo.
Más aún, pilotos y sobrecargos, al verse sin poder de negociación, sólo tuvo capacidad de emprender la búsqueda de algún socio financiero para la quebrada CMA y pedir prácticamente de rodillas el apoyo e intervención a Gobierno Federal. La actitud altanera, no de los trabajadores, pero de un par de añejos sindicatos desapareció. Con ella desapareció también el poder de los mismos. Hoy, aún con un nuevo socio capitalista al 95% de las subsidiarias de NGA, incluyendo CMA, Link y Click, los directivos y analistas entienden que la viabilidad y el futuro de las empresas, incluyendo trabajadores directos e indirectos, sindicalizados y no sigue siendo incierta. Tenedora K, encabezada por Grupo Industrial Omega y Grupo Arizán aún deben lidiar con el concurso mercantil de CMA y con el aún ausente acuerdo con sobrecargos. Estos dos pendientes pueden hundir el barco.
En resumen, los dos conflictos laborales / sindicales más representativos de este sexenio marcan una tendencia hacia la pérdida del valor y la fuerza de los sindicatos. Actos puntuales que buscan eliminar la dependencia y el lastre que fuerzas sindicales pueden significar a empresas, dependencias, paraestatales y patrones en general, si son bien planeados y ejecutados serán exitosos.
Esto nos lleva a pensar en la utilidad de la figura sindical, en su potencial obsolescencia y en su falta de poder real. Ya sea que hayan visto el SME, ASPA y ASSA a sus patrones como la gallina de los huevos de oro o que sus demandan hayan sido genuinas, hoy los 3 es un hecho, son casos de estudio y han puesto a remojar las barbas de los líderes de sindicatos como el de telefonistas, el del IMSS y de Pemex que muy pronto podrían ver la misma suerte, el primero con un patrón, Teléfonos de México que va en una clara picada financiera y los otros dos que tienen patrones con claro déficit en sus finanzas y posibilidad de quiebra a cercano plazo.
Y Usted, ¿qué opina?
Carlos A. Bazán-Canabal
Analista Financiero y Tecnológico
Twitter: @caBazan
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