La higiene del dormir, las técnicas tanto de relajación como para saber descansar y las actividades de recreación que fomentan el autocuidado son métodos sencillos que ayudan a enfrentar las situaciones de estrés, aseguró una psicóloga.
La doctora en psicología del Departamento de Psicoterapia de la Dirección de Servicios Clínicos del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM), María Isabel Barrera Villalpando, afirmó que el estrés es un tema del que se habla con mucha “ligereza” y del que no se tienen claros ciertos conceptos.
El estrés provoca ciertas respuestas fisiológicas, como agitación del corazón, sube la presión arterial y los órganos sensoriales se activan por la influencia de la adrenalina.
También el estrés disminuye el funcionamiento del sistema digestivo y el sistema urogenital, puntualizó la especialista en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Además, dijo la psicóloga, se presenta una característica frecuente a nivel emocional, el miedo, el cual prepara al organismo para defenderse por sentirse bajo amenaza física o psicológica.
El miedo puede tener una duración de 15 a 25 minutos, sin embargo, pensamientos con ideas distorsionadas puede alargar el periodo de esta emoción, señaló Barrera.
“El estrés también incluye respuestas cognitivas, es decir, de pensamiento, específicamente, bajo estrés la atención se dirige al estresor que en ese momento tiene lugar y disminuyen otros procesos, tales como la concentración a otros estímulos, la capacidad de memorizar y la toma de decisiones adecuada”, especificó.
La psicóloga añadió que ante una amenaza de estrés también puede darse la angustia que a diferencia del miedo, el estímulo estresor, que puede ser el objeto, condición o persona que produce en automático una respuesta de estrés, no está presente en el momento.
Ante esta situación, la persona recuerda con susto, preocupación algo del pasado, o bien anticipa una situación que puede ser amenazante, pero que no ocurre en el “aquí y ahora”.
Además de estas respuestas fisiológicas y emocionales, el estrés acelera las conductas, por lo que cuando una persona se encuentra estresada camina, come y trabaja más rápido, comentó la especialista.
Barrera apuntó que el estrés es un conjunto de respuestas automáticas con el que vienen “equipadas” las personas para responder a las amenazas, por lo que es importante tener en cuenta que la primera función del estrés es la supervivencia.
Añadió que con la modernidad, y aun con las ventajas y el confort de las tecnologías, aumentó la cantidad de estímulos estresores.
En la antigüedad, explicó, los hombres primitivos producían una respuesta al estrés para sobrevivir, defenderse de los depredadores y conseguir su alimento, la cual era pura y desaparecía cuando el estresor también lo hacía.
El problema actual –dijo- es que los estresores son psicológicos ante los estresores externos y objetivos, por ejemplo, en caso de que el vehículo sufra un desperfecto o la prisa por llegar puntual a un evento.
Con una mayor frecuencia, las personas alargan la respuesta al estrés, lo que provoca que vivan con alta intensidad produciendo reacciones psicológicas innecesarias o dañinas para el organismo, dijo la especialista.
Hay dos tipos de estrés: el agudo y el crónico; en el primero se experimentan respuestas breves que se dan ante una situación de peligro, son intensas pero pasan pronto.
Cuando el cerebro percibe que ya pasó el peligro y la respuesta cesa se activa el sistema nervioso parasimpático para que una persona se pueda calmar y relajar.
Cuando estas respuestas al estrés son de menor intensidad pero duraderas, el organismo se mantiene en alerta constante y en activación, a esto se le llama estrés crónico o de largo plazo.
“Con estrés crónico se tensan los músculos, hay contracturas y sobreactivación de los órganos sensoriales, nuestro organismo no está diseñado para sostener una respuesta tan intensa como ésta”, indicó la psicóloga.
“Es decir, la naturaleza lo dotó con estructuras y un funcionamiento para el estrés agudo, no para el crónico, cuyo efecto y mal manejo conlleva a enfermar”, añadió.
Barrera refirió que en la actualidad la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce al estrés como un fenómeno que se asocia en la mayoría de las veces con enfermedades tanto físicas como mentales.
En respuesta a este problema de salud, el Departamento de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales de INPRFM desarrolló un modelo de intervención breve para el manejo efectivo del estrés.
Este proceso deriva de la investigación psicosocial y de la práctica clínica, el cual se dirige a profesionales de la salud que están en contacto con personas que requieren de una intervención, por lo que Barrera invitó a los profesionales de la salud a sumarse a esta capacitación.