Dice la sabidurÃa popular, y dice bien, que â??las cosas se toman de quien vienenâ?. Por eso la semana pasada cuestionaba si podÃamos creerle a un truhán como Carlos Ahumada cuando hacÃa confesiones escandalosas. Unos dÃas después escuchamos una entrevista reveladora a Miguel de la Madrid. AquÃ, a diferencia de un hampón como Ahumada, tenemos la voz de un ex presidente que salió razonablemente bien de Los Pinos. Tan bien que le permitió desempeñarse por muchos años como director del Fondo de Cultura Económica. De la Madrid, a diferencia de López Portillo y Salinas, sà podÃa salir a lugares públicos en México sin que la gente le mentara la madre. Por eso, sus palabras tienen un peso polÃtico importante. Por eso la entrevista que le realizó Carmen Aristegui tiene gran valor.
Mucho puede decirse de la entrevista. Destaco tres asuntos. En primer lugar, el arrepentimiento de De la Madrid por la designación de Salinas. El ex presidente reconoce que erró al dejarlo como su sucesor: â??Me siento muy decepcionado, me equivoqué. Pero pues en aquel entonces no tenÃa yo elementos de juicio sobre la moralidad de los Salinas. Me di cuenta después que es conveniente que los presidentes estén mejor informados de la moralidad de sus colaboradoresâ?. Estamos hablando de las épocas del autoritarismo priista cuando el mandatario en turno decidÃa con un dedazo quién lo sustituirÃa. En el peso de un solo hombre descansaba la decisión de quién gobernarÃa un paÃs entero. Y si este hombre tenÃa la información equivocada â??como reconoce De la Madrid que era el caso sobre la honorabilidad de Salinas y familiaâ?? pues el paÃs completo pagaba las consecuencias. Por eso hay que celebrar que México dejó atrás este sistema polÃtico. Que hoy son los ciudadanos mayores de 18 años los que deciden quién los gobernará. La resolución está en la agregación de las preferencias de millones de votantes y, como comprueba James Surowiecki en un extraordinario libro, las masas son más sabias para tomar decisiones colectivas. Es mejor la democracia que el autoritarismo donde el presidente podÃa equivocarse.
De la entrevista con De la Madrid rescato, en segundo lugar, el recuerdo que nos provocan las épocas priistas y que puede resumirse en una sola palabra: corrupción. Nadie encarna mejor este vocablo hoy en dÃa que la familia Salinas. Un presidente que se roba la partida secreta. Un hermano que se enriquece ilÃcitamente gracias a presuntos negocios con el gobierno y vÃnculos con el narcotráfico. Otro hermano asesinado en condiciones turbias después de retirar dinero de cuentas en el extranjero. Todo se sospechaba. Pero ahora lo dice el ex presidente De la Madrid y con ello lo reconoce. Aristegui le preguntó si Carlos Salinas, a diferencia de su hermano Raúl, robó mucho. â??No tantoâ?, contestó. ¿No tanto? ¿Qué tanto es tantito? La entrevista, en definitiva, nos recuerda â??las gloriosasâ? épocas priistas de una corrupción rampante. Por eso, lo dicho por De la Madrid, es un gancho al hÃgado al PRI en estas épocas electorales.
En tercer lugar, De la Madrid consideró que se armarÃa un escándalo muy importante si Salinas es llamado a cuentas con la justicia. Pero el ex presidente no cree que esto vaya a ocurrir porque podrÃa desprestigiar polÃticamente al gobierno en turno. En este sentido, â??la justicia a veces estorba para ejercer el poderâ? y â??la impunidad es una condición necesaria para que la maquinaria siga funcionando en Méxicoâ?. El ex presidente piensa que, como están las cosas, no le conviene a Calderón enjuiciar a Salinas. Y ahà es donde aparecen los panistas a escena. La entrevista nos recuerda que los gobiernos del PAN no llamaron a cuentas a los corruptos del pasado ni erradicaron la corrupción como práctica gubernamental. En este sentido, la entrevista a De la Madrid también podrÃa convertirse en un golpe para el actual partido gobernante.
Miguel de la Madrid, a diferencia de López Portillo y Salinas, sà podÃa salir sin que la gente le mentara la madre