La noche del jueves comenzó tranquila, decidimos mis amigos y yo quedarnos a cenar y tomar algo en el departamento. Entre risas y juegos se escuchó de pronto un ruido algo inusual.
â?? son balas, comentó uno de mis amigos.
â?? No, han de ser cuetes, respondió otra de mis amigas riendo.
Todos fuimos silenciados al momento en que calló la primera granada frente al departamento.
â?? Vámonos todos a la bodega!, gritamos algunos de nosotros y comenzamos a cerrar con seguro las puertas y apagar todas las luces.
Fue una balacera más. Duró aproximadamente una hora. Mientras escuchábamos el ruido de balas, granadas, gritos, carros a toda velocidad probablemente comenzamos a rezar un poco y a llamar a nuestros vecinos y conocidos que pudieran haber estado en el momento menos indicado. En medio de nauseas, estrés, miedo, preocupación, recordamos los relatos de otra gente que asà como nosotros lo habÃa vivido. Al dÃa siguiente vimos las noticias esperando que dieran la nota tal cual. Nunca sucede. Comentaron solo una parte de la historia. La que les conviene por supuesto y la demás queda solo en nuestra memoria.
Esto es cosa de todos los dÃas en Nuevo León. No es cuestión de que nos sorprenda, es el que ya no es un hecho extraordinario y poco a poco la población se comienza a acostumbrar a estos eventos. Se hace parte de nuestra vida diaria. Los calificamos como negativos. No solo son negativos, son aterradores, imperdonables, surrealistas. Es tierra de nadie.
Estamos ahora privados de nuestro derecho más importante, la libertad. Como población civil es triste saber que no podemos salir a la calle sin ser blanco de alguna banda delictiva. Lo que hace algunos años podÃamos hacer como actividad común y corriente, es ahora una hazaña estratégica planeada por un ama de casa para poder ir por sus hijos a la escuela.
¿Cómo podemos sentir tristeza por los chilenos, cuando nosotros temblamos de miedo en nuestra propia casa? México está en guerra. Es una guerra sucia en la cual no hay quien gane ni pierda. Todos perdemos.
Mr. Cotilla
La sociedad civil debe de poner de su parte y denunciar sospechosos.. eso sería una ayuda para las autoridades…