Siete u ocho, nueve o diez, no importa a qué hora inicies tu dÃa, Monterrey a cualquier hora arde. Ya no importa levantarte para revisar el pronóstico del tiempo, no importa qué tan cortos sean los vestidos de las edecanes que dan el tiempo, no importa si se vuelve a morir Michael Jackson y tampoco importa si ganan los Rayados o siguen perdiendo los Tigres. Lo único que importa es â??Ahora ¿dónde fue el desmadre?â?, â??Ahora, ¿a quién mataron?â? y â??Ahora, ¿dónde bloquearon?â?. Lo único que importa es si te va a tocar una bala perdida, si te van a quitar tu carro, si te van a clonar tu tarjeta y a grandes rasgos, lo único que importa, sin exagerar, es saber si regresarás a casa.
Los medios tradicionales no quieren, es más, no pueden reportear como deberÃan, sus vidas al igual que la de los ciudadanos está en juego. Hoy, un ladrón despoja a una mujer embarazada de su camioneta, apuntándole una escuadra a su vientre. Dice la mujer en el noticiero llorando â??Me puso la pistola en mi panza y cortó cartuchoâ?. Hasta los no-natos están en riesgo. Los medios y las autoridades llaman a la calma, llaman a la mesura. Hace dos semanas llamaban a no creer en rumores vÃa twitter, vÃa facebook, llamaban a usar esos medios de manera responsable. Hoy, el alcalde de Monterrey llama a no salir de casa si no se necesita.
Formo parte de un club de aficionados a los vochitos, estamos haciendo una votación para definir si seguimos jugándonosla o nos escondemos en nuestras casas. Dijo uno de ellos â??no podemos entregarles la ciudadâ?. Apenas ayer, a otro de nuestros compañeros le tocó en primera plana vivir el momento en que bloqueaban la carretera a Reynosa. La semana pasada fuimos objeto de un abuso militar, fuimos sometidos a una revisión arbitraria y agresiva, y sin embargo, todos en la reunión dijimos â??Tranquilos, ellos están haciendo su chambaâ?.
Las autoridades nos piden no tener miedo, nos piden calma y nos piden que no cunda el pánico. Hoy, también por la mañana, a una mujer la despojaron de su auto a cien metros de mi casa, que es la tuya. Las autoridades me piden que mantenga la calma mientras sé que mi esposa, aunque a veces no la soporto, está sola y asustada allá afuera, donde los dueños del miedo apuntan a las panzas de las mujeres embarazadas.
No les pido a las autoridades que hagan su trabajo, no les pido que vigilen más ni que arreglen el mundo. Yo, si pudiera pedir algo a los que están armados y creando caos serÃa un suplicante â??Ahà muere, ¿No?â?.
Ojalá que entre tanta muerte, tanto plomo, tantos bloqueos, tantos robos y secuestros, nos acordemos de vivir.
*R.R es un ciudadano sensible y que sobrevive como muchos mas en una de las ciudades mas importantes del pais, Monterrey Nuevo Leon.