Conversando con un amigo con respecto a la triste situación de las campañas electorales, me dijo muy tranquilo: â??Lo que debemos hacer es votar por el menos maloâ?.
¿El menos malo?, ¿hemos llegado tan bajo que lo único que podemos hacer es votar por el menos malo de los candidatos?
Yo pienso que es urgente un cambio radical en todo el proceso de comicios, porque la presente legislatura hizo añicos al Instituto Federal Electoral, le dio atribuciones que lo asemejan a la Santa Inquisición, lo convirtió en pelele de los partidos, impidió que los ciudadanos comunes podamos opinar, juzgar o condenar a las figuras públicas, también, que podamos ser votados como lo autoriza la Constitución. En suma, el IFE, como está, no sirve y gasta casi 18 mil millones de pesos en un proceso inútil desde su origen.
A falta de otra cosa, el Instituto Federal Electoral nos ha abrumado con miles, millones de anuncios, a cual más tonto y simplón, en los cuales ofrece que, si hacemos lo dicho por ellos, â??nuestra democracia creceâ?. Craso error. Nuestra democracia sólo podrá crecer cuando los ciudadanos tengamos derecho a poner y quitar a los funcionarios, nuestra democracia crecerá cuando podamos saber con certeza en qué se gastan los dineros los partidos polÃticos, nuestra democracia crecerá si hay reelección y si se quita el fuero a los funcionarios. Asà sÃ, nuestra democracia podrá crecer.
Pero volvamos a la elección de â??el menos maloâ?. ¿Cuál partido es menos malo?, ¿el que basa su campaña en volver al pasado o el que la fundamenta en denunciar delitos de sus oponentes?, ¿qué es menos malo, quien cobija delincuentes o el que cobija a católicos reaccionarios y ultraconsevadores?, ¿cuál es menos malo, el que ofrece lo que no puede realizar o el que hace promesas que nunca cumple? No hay a cuál ir, todos los partidos están en la misma tesitura, dan grima.
Y si vamos a los candidatos, la cosa es peor: las calles, las avenidas, los postes, los puentes, las carreteras de todo el paÃs están inundadas de propaganda. ¿Cuál es menos malo, el que dice â??éste sÃâ? o el que dice â??estoy contigoâ??, ¿es menos malo el que dice â??gobierno eficazâ? que el que dice â??nosotros sà sabemos cómoâ??, ¿y qué diferencia hay entre â??ganaremosâ?, â??úneteâ? y â??cerca de tiâ??, ¿entre â??desarrollo socialâ?, â??pena de muerteâ?, etcétera?
Imagino que los publicistas de los candidatos de todos los partidos se han quebrado el seso (y tal vez no encontraron nada) para diseñar los promocionales y, cuando vemos la patética falta de imaginación de los candidatos y el enorme gasto que hacen cómodamente a costa de nuestro dinero, no puedo menos que pensar que nuestra democracia no crece y que los ciudadanos somos hoy vÃctimas de un magno complot entre los legisladores y el Instituto Federal Electoral, con el único fin de que votemos y ya.
Por eso hay voces crecientes a favor de la anulación del voto, por eso está el movimiento para que vayamos a votar vestidos de blanco (lo cual hizo que una consejera del IFE dijera que va indagar qué regla se viola si vamos vestidos asÃ), por eso tendremos el mayor abstencionismo en muchos años.
Nuestra democracia sólo podrá crecer cuando los ciudadanos tengamos derecho a poner y quitar a los funcionarios; cuando podamos saber en qué se gastan los dineros los partidos.
¿Votar por el menos malo?, ¿México se merece esto?