La polÃtica de salud instrumentada ante la emergencia de la gripe porcina tiene más de polÃtica que de salud.
Frente a una amenaza sanitaria desconocida que puede causar estragos pandémicos, las autoridades optaron por una buena decisión polÃtica: más vale prevenir en exceso que esperar a lamentarse en extremo. Sin embargo, esta decisión polÃtica correcta ha generado un nuevo problema de salud social: temor, miedo e incertidumbre entre la población.
Millones de padres de familia con sentido común se preguntan: ¿en verdad es tan arriesgado mandar a los hijos a las escuelas y confinarlos en la casa? Si todo afuera es riesgo de contagio, ¿qué cualidad inmunológica tiene el hogar que está negada al aula, a la oficina, al supermercado, al camión de pasajeros o al parque de la colonia? Si el beso y el abrazo son vÃas de transmisión, ¿no es el hogar donde más besos, apapachos y contactos de mano nos prodigamos los mexicanos?
Es una buena decisión polÃtica insistir en que la emergencia sanitaria (al igual que la económica) viene de â??afueraâ?. Es una mala decisión para la salud pública de los mexicanos tener que explicar ahora por qué la crisis sanitaria, al igual que la económica, pega más fuerte dentro de México que en cualquier otra parte del planeta. Desde esta semana, un nuevo enigma epidemiológico se cierne sobre México: ¿Por qué la gripe porcina está causando más muertes entre mexicanos que entre estadunidenses, canadienses, españoles, cubanos o cualquier otro ciudadano del mundo? ¿Este resultado atÃpico tendrá algo que ver con la tÃpica pobreza y desigualdad del paÃs?
Fue una buena decisión polÃtica mostrar al mundo que no tenemos que esperar a que nuestros muertos se cuenten por miles para tomar medidas preventivas extremas (a contrario sensu del gigante chino que sólo reaccionó después de la vÃctima mil de la gripe aviar). Sin embargo, ha sido una mala decisión para la salud económica del paÃs, porque ahora México es el paÃs con más alertas sanitarias en todo el planeta, desde turÃsticas hasta empresariales, desde Nueva Zelanda hasta Canadá.
Fue una buena decisión polÃtica hacer caso omiso de la primera alerta emitida desde el 2 de abril por la empresa cientÃfica Veratect, especializada en la detección temprana de epidemias, y no distraerse ni un minuto en la preparación de la visita de Estado de Barack Obama. Sin embargo, fue una mala decisión para la futura salud de la naciente â??nueva eraâ? entre México y Estados Unidos, porque nos pinta como manipuladores, omisos y superficiales en una de las funciones esenciales de cualquier gobierno como es la seguridad sanitaria de la población.
Fue un buen lance polÃtico decretar la â??dictadura sanitariaâ? que permitirá a las autoridades de salud allanar hogares, establecimientos y recintos públicos en busca de vÃctimas reales o potenciales de la gripe porcina. â??El gobierno en verdad se preocupaâ?. Sin embargo, es una mala noticia para la salud mental y lúdica de los mexicanos â??que ahora debemos pasar más tiempo en el hogar y frente al televisorâ??, que esta cruzada sanitaria no se haga acompañar de la sabidurÃa ácida, de la ciencia sarcástica y del bastón de mando mágico del Dr. House.
Es una buena decisión polÃtica aceptar un crédito sanitario del Banco Mundial por 205 mdd. Es una mala decisión para la salud crediticia del gobierno evidenciar que no tiene siquiera esa cantidad en un fondo de contingencia o que carece de recursos propios para atender una emergencia médica o un desastre natural. ¿Qué pasarÃa si el sismo de casi 6 grados Richter de ayer hubiese sido de 8 grados o más? EstarÃamos asidos a la lÃnea de crédito de 47 mil mdd del FMI y causando un terremoto en las finanzas de otros organismos internacionales.
En suma, fue una buena decisión polÃtica que las autoridades de todos los niveles y colores sobrerreaccionaran frente a la emergencia. En una coyuntura electoral, se sabe de sobra que el electorado castiga en las urnas a las autoridades timoratas y premia a las que muestran decisión, cercanÃa y solidaridad en una situación de riesgo. Sin embargo, esta sobredosis de polÃtica en la emergencia sanitaria puede terminar enfermando la economÃa, como ayer mismo lo evidenció la caÃda en picada de la bolsa de valores y el disparo súbito del dólar.
Una vez que la epidemia sanitaria sea controlada, debemos dedicarnos a vigilar y a establecer un cerco a un riesgo de salud pública mayor: la PANdemia. Es decir, la tentación de inocular miedo y odio en la población, para obtener un beneficio pÃrrico electoral. O la tentación de vender caro en el electorado lo que de suyo es una obligación del Estado: actuar con oportunidad y determinación para garantizar la salud de la población