Igual que el escorpión de la fábula, que no puede resistirse a picar a la rana que lo carga en su espalda para cruzar el rÃo, aunque con eso se hundan juntos, Andrés Manuel López Obrador no pudo resistirse a sabotearle a Jesús Ortega y a Los Chuchos el acto apoteósico de presentación de candidatos del PRD a los comicios de julio próximo, a sabiendas de que con el piquete de sus huestes â??que abuchearon y vituperaron al dirigente nacionalâ?? sólo aceleran el hundimiento perredista.
Si AMLO ordenó el sabotaje o si sus bases lo rebasaron y se lanzaron contra Ortega, al final el resultado es el mismo: la imagen lamentable de un PRD dividido, autodestructivo y canibalesco, que no logra superar sus pugnas a pesar de los pactos internos de civilidad y del reparto de candidaturas acordado por todas las tribus, incluidas las lopezobradoristas.
¿Qué quiere López Obrador disparando desde adentro a su partido? Destruirlo. Al tabasqueño hace rato que dejó de importarle la suerte del perredismo y ha iniciado ya, con las campañas en puerta, la quema de naves para su ruta de salida del partido del que fue lÃder, que lo hizo jefe de Gobierno del DF y que lo postuló por la Presidencia; lo único que le interesa en este momento del PRD son sus siglas y que sus candidatos contiendan y eventualmente ganen diputaciones el 5 de julio.
Una vez con posiciones en la Cámara, los diputados lopezobradoristas abandonarÃan el PRD y se adherirÃan al nuevo partido que creará Andrés Manuel con los registros del PT y Convergencia.
Pero tal vez la rana decida sumergirse antes de recibir el letal piquete de una renuncia masiva que atomizará al principal partido de izquierda en México, y desaparecerá al PRD tal y como lo conocemos hasta ahora. Del lado de Los Chuchos la paciencia también ha llegado al lÃmite, y si no expulsan ahora a AMLO y a sus huestes es porque saben que eso serÃa hundirse juntos.
Agosto será el mes lÃmite para la supervivencia del PRD. En cuanto pasen las elecciones y termine formalmente el proceso, y los candidatos ganadores tengan sus constancias de mayorÃa, será cuestión de ver quién actúa primero: o López Obrador y sus grupos renuncian en masa y abandonan el partido, o Los Chuchos los echan; en cualquier caso, la izquierda se fragmentara aún más, y eso sólo fortalece a la derecha del PAN y a su estrategia de continuidad en el gobierno, asà como al viejo PRI y a su buscado regreso al poder