La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) doblará su misión de observadores en el este de Ucrania hasta aproximadamente 1.000 personas, informó una portavoz para el organismo a los medios de comunicación.
“La decisión fue adoptada hoy (por los estados miembros de la OSCE). La misión puede alcanzar ahora una dimensión de hasta 1.000 personas, dependiendo de las circunstancias. El mandato fue extendido al 31 de marzo de 2016”, informó Mersiha Podzic. Europa sigue de cerca los pasos de la situación en Ucrania.
La semana pasada, los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania y Rusia pidieron que la misión de la OSCE fuera incrementada de los actuales 452 observadores a 1.000 y su mandato, extendido.
Horas antes del anuncio, la organización había tildado en Kiev el alto el fuego entre Ucrania y los separatistas prorrusos de precario, aunque se respete diariamente y de forma global. “El alto el fuego se mantiene en la primera línea del frente” a pesar de los inusuales tiroteos, declaró Alexander Hug, responsable adjunto de la misión de vigilancia de la OSCE. Hug designó dos puntos calientes: el pueblo de Shirokine, a una decena de kilómetros de Mariupol, última gran ciudad en la zona del conflicto bajo el control de Kiev, y los alrededores de las ruinas del aeropuerto de Donetsk, en manos de los rebeldes desde enero.
“El punto positivo es que la mayoría de estos combates se realizan con armas ligeras o de pequeño calibre y hay indicios de que las armas pesadas fueron retiradas y no se utilizan a menudo”, dijo Hug en Kiev.
Por otro lado, Hug lamentó que se impida a los observadores controlar la retirada en los dos bandos. La OSCE todavía no ha obtenido los inventarios de las armas retiradas y no ha podido visitar los lugares donde se almacenan las armas, subrayó.
“La relativa estabilidad es, por el momento, precaria”, concluyó, subrayando que las armas podrían reponerse rápidamente en sus posiciones anteriores.
Los acuerdos de Minsk, firmados el 12 de febrero con la mediación del presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, en presencia del presidente ruso, Vladimir Putin, preveían la retirada de las armas con un calibre superior a 100 milímetros para crear una zona tampón de entre 50 y 140 kilómetros.
El conflicto en el este separatista de Ucrania ha dejado más de 6.000 muertos en once meses, principalmente civiles.