Con una computadora, un teléfono celular o un dispositivo de monitoreo electrónico ya es posible en la actualidad localizar un animal doméstico perdido, rastrear un automóvil robado, hallar un esquiador enterrado por un alud de nieve y rescatar a un excursionista perdido en un bosque ¿Por qué no encontrar a un niño secuestrado?. Cada año en Estados Unidos se reportan unos 800.000 niños desaparecidos. La inmensa mayoría huyen de sus casas, seguidos por casos en los que uno de los padres decide llevarse a su hijo sin la autorización del otro, dijo Ernie Allen, presidente del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados.
Aproximadamente 58.000 niños son secuestrados por extraños y 99% de éstos regresan a casa, a menudo muy rápidamente, después de ser víctimas de abuso sexual. También hay aproximadamente 115 niños cada año, como el caso divulgado recientemente de Jaycee Dugard, que son secuestrados, antes de ser asesinados, liberados a cambio de un rescate o recluidos durante varios años. En el caso de Dugard, ella fue recuperada en agosto, después de pasar retenida presuntamente casi dos décadas en un traspatio en el norte de California. Muchos padres y otras personas han mencionado el caso para escribir en blogs y hacer comentarios en línea sobre artículos que hablan sobre medios para proteger a los hijos.
Ya hay algunas herramientas tecnológicas que pueden tranquilizar a los padres, que van desde alarmas con pinza hasta geolocalizadores GPS que pueden colocarse en una mochila escolar o esconderse en un osito de peluche, pero los expertos advierten que los aparatos modernos también tienen sus limitaciones y pueden incluso crear otras preocupaciones de seguridad por sí mismos.”Los dispositivos para rastrear pueden ser útiles para los padres”, dijo Allen. “Nuestra preocupación es que puedan ser vistos como algo más de lo que realmente son”, advirtió. Entre los mitos que hay sobre productos de localización de personas está el de presuntos microcircuitos implantables en el cuerpo con capacidad de GPS, algo que no existe en el mercado. Los expertos advierten que los aparatos que ya existen conllevan el riesgo de que los padres y sus hijos se vuelvan ansiosos por su seguridad o todo lo contrario, como hacer que los padres se relajen demasiado.
Las compañías que venden localizadores afirman que sus dispositivos no sustituyen el ojo supervisor que los padres puedan tener hacia sus niños y que no previenen secuestros ni garantizan su recuperación después de un eventual secuestro. “Esto no se trata de etiquetar y soltar”, afirmó Todd Morris, director de la empresa BrickHouse Security, que fabrica el llamado BrickHouse Child Locator y distribuye muchas otras marcas. “Incluso el mejor padre, con las mejores intenciones, puede acabar dándose cuenta de lo difícil que es rastrear a sus hijos todo el tiempo”.
El rastreador de BrickHouse es uno de varios aparatos modernos que emiten una señal sonora, vibratoria o luminosa para ayudar a padre guiarse hacia un niño perdido. Estos aparatos modernos consisten en dos partes, con un dispositivo para el padre y una alarma pequeña vinculada al niño, normalmente en una prenda de vestir. Cuando un niño está fuera de la vista, el padre acude a su dispositivo para activar la alarma en el niño. Los aparatos modernos normalmente tienen un alcance de unos 200 metros (unas 200 yardas).
Algunos de estos dispositivos tienen pantallas que les permite a los padres fijar parámetros como cuán lejos pueden vagar sus hijos antes de que se active la alarma. Otros tienen “botones de pánico”, que un niño puede activar si se siente en peligro. Algunos tienen tecnología de GPS. Joe Nesbitt, un técnico en computadoras de Las Vegas, usó uno de estos localizadores durante una vacación reciente al parque SeaWorld, luego de que su hija de dos años desapareció en una zona de juegos. La niña tenía una parte del BrickHouse Child Locator en uno de sus zapatos y la encontró pronto.
Nesbitt dijo que él compró el localizador por unos 200 dólares después de verlo en un anuncio de televisión.
Otros aparatos modernos que usan la tecnología de GPS, que dependen de señales de satélite, permiten a los padres recurrir a un programa para navegar en internet para localizar un dispositivo habilitado, a menudo un teléfono celular, con una exactitud de entre 50 y 100 metros. Los fabricantes BrickHouse, AmberAlert GPS y Zoombak venden rastreadores de GPS que son más pequeños que una baraja de cartas. Las compañías operadoras de telefonía inalámbrica en Estados Unidos también ofrecen servicios de localización para rastrear los celulares de una familia.
Los fabricantes, sin embargo, son los primeros en admitir las limitaciones de sus dispositivos: Las baterías sólo duran por un tiempo, los precios pueden alcanzar cientos de dólares, el mal tiempo puede interferir con la señal de GPS y algunos dispositivos puede ser difíciles al usar.
Aunque los rastreadores no son ilegales, algunos padres temen los efectos sicológiicos que estos dispositivos de vigilancia puedan acarrear en el sentido de independencia de un niño, o peor, de paranoia. Los psicólogos identifican algunos riesgos potenciales.
“Creo que mi preocupación sería más la percibida falta de confianza… al decirles ‘No puedes regularte para tomar decisiones con seguridad sobre hacia donde vas”, afirmó Stuart Lustig, profesor de psiquiatría infantil en la Universidad de California en San Francisco.
El profesor, sin embargo, dijo que algunos padres que se sientan cómodos con las nuevas herramientas tecnológicas, podrían proyectarle ese aire de calma al niño. Nesbitt dijo que su dispositivo le hace sentir que está haciendo un esfuerzo extra para hacer que sus niños crezcan con seguridad.
“Usted espera que nunca le pase a usted, pero podría”, dijo. “Yo no quiero acabar como ese tipo que dice ‘Si sólo hubiese…”‘.