Que triste es ver que los legisladores en México, simplemente no trabajan por usted o por mi o por nuestros vecinos, trabajan casi en su integridad, por ellos mismos.
Que quiero decir.
La idea romántica de que para ser legislador en el país se necesita como parte del perfil de aquel mexicano que lo desease así, tener vocación y espíritu de servicio, hoy se encuentra simplemente olvidado.
Los diputados son 500 personas que no han mostrado en las últimas tres o cuatro legislaturas, un interés real por México; se necesitan reformas de fondo para que así ocurran los cambios que podrían permitir el que México crezca y mejor el status de vida de todos.
Mejor hablan de que leyes no pasaran, que impuestos subirán, cuantas veces un secretario de estado le dirán inepto o demás… Ok, son críticos, les felicito pero de propuestas no, eso si no.
Para ser diputado en México simplemente se necesita hambre y sed de poder y contactos fuertes en el corto plazo para que la política vuelva a demostrar en México, que es un camino al enriquecimiento rápido.
Triste, pero muy cierto.
Pero lo mas lamentable es que seamos una sociedad tan apática, incomoda hasta el tuétano evidenciando que nos quejamos y mucho en la sobremesa, en el trabajo o casa pero nada mas ahí ya que no mencionamos mucho siquiera cuando nos invitan a hablar ante cámaras sobre algún tema.
Lamentable, esos diputados llegaron ahí porque nosotros mismos votamos por ellos, ¿no lo lamenta?