Debido a los últimos días y la vida social de nuestro país una serie de actores están comenzando a enarbolar una serie de banderas políticas que no habíamos visto jamás, lo hicieran, quizá y no tanto por el poco compromiso político que tengan, sino más bien están siendo movidos por el interés de Andrés Manuel López Obrador.
No es para nadie nuevo saber que cada candidato y personaje político tiene un grupo cercano de adeptos y simpatizantes así como de troles y detractores.
En el círculo de Andrés Manuel López Obrador se encuentran personajes que son conocidos por su trayectoria, por ejemplo la escritora y multi premiada Elena Poniatowska, el Doctor y ex rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente o por ejemplo la periodista Carmen Aristegui.
Estos personajes no solo son anti-PRI, sino también son declarados detractores del actual régimen y de todo lo que no se vea cercano a los ideales de la izquierda.
Salvo Juan Ramón de la Fuente, los demás de hecho son contrarios a todo lo que no sea Andrés Manuel López Obrador.
Es curioso ver como se han venido sumando cuadros reconocidos en el país al respecto de todo esto, sobre todo cuando sabemos que Andrés Manuel López Obrador ya tomó por asalto la dirigencia de su partido Morena al correr a Martí Batres y ahora empujar su dirigencia para hacer lo que le viene en gana, propulsarse como dirigente nacional de Morena le da también visibilidad política en muchos eventos donde podrá ir metiendo nota.
Pero… ¿no comprometen estas personas su credibilidad y honorabilidad al apoyar ciegamente a Andrés Manuel López Obrador?
Pongamos el caso del padre Solalinde, que en los últimos días (por no decir, las últimas semanas) se ha dedicado a golpear a todos menos a su querido Andrés Manuel López Obrador y digo querido ya que el mismo lo ha dicho.
El padre Solalinde está siendo utilizado por Andrés Manuel López Obrador para arremeter contra todos los gobernadores que tienen un poco de oportunidad presidenciable en el 2018, con dicterios y demás aunque se le explique una serie de medidas a sus señalamientos, al padre Solalinde le viene guango eso, el cree de manera muy… muy López Obrador de que lo que él diga, es verdad y no acepta siquiera le digan que hay imprecisiones o algo.
Piensa Andrés Manuel López Obrador que quizá no hay persona que le pueda decir algo, por su honorabilidad o quizá por su renombre, lo cierto es que en poco tiempo está dilapidando su honorabilidad y reconocimiento por defensa de los derechos humanos, solo por el mezquino interés de defender a su amigo, López Obrador.
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