La búsqueda de vida extraterrestre quizás hasta ahora ha estado equivocada, porque más que seres biológicos ésta podría consistir en máquinas que piensan.
Tal es la conclusión de uno de los principales astrónomos del Seti, el Instituto para la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre, basado en California, Estados Unidos.
Según el doctor Seth Shostak, el organismo hasta ahora ha buscado señales de radio procedentes de otros mundos similares a la Tierra.
Pero quizás los extraterrestres ya han pasado del desarrollo de tecnología de radio y han alcanzado un nivel de inteligencia artificial.
El astrónomo afirma en la revista Acta Astronáutica que hoy en día tenemos más posibilidades de detectar esa inteligencia artificial que formas de vida biológica.
Durante mucho tiempo los científicos que trabajan en el Seti han argumentado que la naturaleza quizás ya se encargó de resolver el problema de cómo sostener vida con distintos modelos de compuestos químicos.
Es decir que los extraterrestres no sólo no serían como nosotros, sino que ya no se encuentran al mismo nivel biológico con el cual funcionamos los habitantes de la Tierra.
A pesar de esto los científicos del Seti han basado sus investigaciones -para la búsqueda de vida en todo el cosmos- en la teoría de que los extraterrestres podrían ser seres “vivos” tal como nosotros.
Por ello, esta búsqueda de vida ha seguido algunas reglas básicas de la bioquímica como un período finito de vida y procreación. Pero sobre todo ha estado sujeta a los procesos de la evolución.
Ahora, sin embargo, el doctor Shostak afirma que aunque la evolución para desarrollar seres capaces de comunicarse más allá de su propio planeta puede tardar mucho tiempo, la tecnología más allá de la Tierra podría haber avanzado suficientemente rápido para “eclipsar” a las especies que la crearon.
“Si observamos las escalas de tiempo del desarrollo de tecnología, vemos que en un punto se inventó la radio y después fuimos capaces de transmitir señales y tuvimos la posibilidad de que alguien nos escuchara” explicó el científico.
“Pero unos cientos de años después de haber inventado la radio -al menos si nos ponemos nosotros como ejemplo- podríamos inventar máquinas que piensan, lo cual es algo que quizás lograremos este siglo”.
“Así hemos sido capaces de inventar a nuestros sucesores y sólo durante unos cuantos cientos de años hemos sido una inteligencia ‘biológica'”, expresa.
Desde el punto de vista de la probabilidad, agrega el científico, si esas máquinas pensantes lograron evolucionar, tenemos ahora más posibilidades de detectar sus señales que las de la vida ‘biológica’ que las inventó.
Por su parte John Elliot, quien fuera investigador del Seti y ahora está basado en la Universidad Metropolitana de Leeds, en Inglaterra, afirma que los comentarios del doctor Shostak expresan un sentimiento común en la comunidad de científicos del Instituto.
“Pero después de haber buscado señales de vida durante 50 años, el Seti está atravesando un proceso de concientización sobre la forma como nuestra tecnología ha avanzado, lo cual es un buen indicador de cómo otras civilizaciones -si es que existen- podrían haber progresado”.
“Ciertamente, lo que estamos buscando en el cosmos en un objetivo que evoluciona y está en movimiento”, afirma el científico.
Pero ambos investigadores están de acuerdo en que encontrar y descifrar cualquier eventual mensaje que pudieran enviar esas máquinas pensantes podría ser más difícil que si se tratara de vida biológica.
La idea, sin embargo, ofrece nuevas direcciones en la búsqueda de vida extraterrestre.
Según el doctor Shostak es probable que la vida extraterrestre artificialmente inteligente emigre hacia lugares donde tanto la materia como la energía, las únicas cosas que serían de interés para estas máquinas, estuvieran plenamente disponibles.
Eso significa que la búsqueda del Seti necesita enfocarse cerca de las estrellas jóvenes y calientes o incluso cerca del centro de las galaxias.
“Creo que deberíamos dedicar un porcentaje de nuestro tiempo a buscar en las direcciones que quizás no sean las más atractivas en términos de inteligencia biológica, pero que podrían ser donde se ubican las máquinas que piensan”, afirma el científico