Traumatizada por las devastadoras inundaciones provocadas por el huracán Katrina hace cinco años, Nueva Orleans teme ahora por los humedales que protegen su entorno, amenazado por la marea negra de petróleo que se avecina.
Con barrios enteros ubicados debajo del nivel de mar, la ciudad del jazz está rodeada de diques y muros de contención instalados a lo largo del río Misisipi y del lago Pontchartrain.
Pero el huracán Katrina de agosto de 2005 provocó varias rupturas en las barreras de protección, lo que provocó la muerte de casi 2.000 personas en esta ciudad fundada hace tres siglos por emigrantes franceses.
Los diques funcionan como último escudo. Antes, están los humedales que ayudan a enlentecer la crecida del mar.
Con la nueva temporada de huracanes ya pronosticada, Nueva Orleans podría volver a ser perjudicada por un aumento del nivel del mar tal como sucedió hace cinco años. La ciudad está localizada a unos 50 kilómetros de la costa del Golfo de México.
Pero esta vez, el agua viene con materia tóxica para la fauna y la vegetación: el petróleo que desde hace más de seis semanas se derrama en las aguas del Golfo.
“Se podría ver petróleo en la ciudad de Nueva Orleans”, dijo David Muth, jefe de planificación y administración de recursos de la Reserva y Parque Histórico Nacional Jean Lafitte, donde se encuentra la reserva de Barataria, a 20 km al sur de la ciudad.
Trescientas especies de plantas, así como miles de aves, caimanes, sapos y ardillas, habitan esos humedales silvestres conectados al mar por arroyos.
Este frágil ecosistema funciona como “amortiguador de huracanes” para comunidades como la de Nueva Orleans, señaló Muth.
“En el peor de los casos, el petróleo mataría a las plantas, mataría las raíces y luego el lugar desaparecería como resultado de la erosión”, agregó.
De todas formas, los humedales de la costa de Luisiana han ido desapareciendo a un ritmo frenético desde que los franceses comenzaron a construir diques alrededor del río Misisipi en 1721.
Hoy en día, el cuarto río más largo del mundo viaja por la región dejando sedimentos nutritivos en el fondo de los humedales.
“Para permitir que los barcos pasen, dragamos el río Misisipi y cambiamos la dirección del río. No dejamos que los humedales se nutran más”, se lamentó Muth.
Como resultado, un promedio de 65 kilómetros cuadrados de los humedales desaparece cada año, el equivalente a una cancha de fútbol cada 20 minutos, según el especialista del Golfo de México, Larry McKinney, de la Universidad de Texas A&M en Corpus Christi.
“Con Katrina, 135 millas cuadradas (350 kilómetros cuadrados) de los humedales desaparecieron de la noche a la mañana. Nunca regresaron. Están debajo del agua ahora”, informó.
Muth espera que el petróleo que se derramó en el mar tras la explosión de la plataforma Deepwater Horizon a 80 kilómetros de la costa de Luisiana, el 20 de abril, vaya perdiendo cada día más su toxicidad a causa de los efectos del calor, la luz del sol, la sal y las bacterias que están en el agua.
“Pero si una gran cantidad de petróleo cubre los humedales las plantas morirán”, alertó