El cómodo restaurante del Centro Cultural Bosnio en Emmenbrücke está medio vacÃo. No hay ninguna mujer ni tampoco lugareños bosnios.
â??El centro está abierto a todos, pero los suizos vienen raramenteâ?, señala su presidente, Vehbija Efendic.
Es la hora del almuerzo. El menú se compone hoy de pollo con verduras y arroz, pero también se puede pedir Cevapcici, una especialidad de los Balcanes.
El centro pertenece a la asociación â??Comunidad islámica de Lucernaâ?? y está en lo que antes fue un cine. Con un trabajo voluntario de ocho años, los miembros transformaron el local en un centro cultural con restaurante, biblioteca, ambiente para jóvenes, sala de reuniones y mezquita.
La mezquita es la segunda más grande en Suiza, sin embargo, como enfatiza Efendic, cubre solamente un quinto de la superficie del edificio.
Efendic es un Imán formado en Bosnia. Cuando llegó a Suiza, hace 30 años, trabajó primero en la construcción de calles, luego en la venta de verduras para la cadena de distribución Coop. Participa activamente y sin retribución en la Comunidad Islámica de Lucerna, mas no como Imán.
El relata precisamente la decepción que le causó la aprobación en Suiza de la iniciativa que prohÃbe la construcción de alminares, cuando su asociación no concede importancia a anexar un alminar a su mezquita.
Interrumpimos la comida y la conversación, pues es tiempo para las plegarias.
Dos mujeres se han citado en la galerÃa. Los hombres oran en un gran ambiente en la parte baja de la mezquita.
Una de las mujeres señala que vive en la vecindad y que viene diariamente para la oración y para encontrarse con personas conocidas, pero la mayorÃa de veces por las noches. â??A esas horas hay más mujeres. Al mediodÃa ellas están en casa y cocinan para sus hijosâ?, dice la bosnia.
A la pregunta sobre qué hace la asociación en concreto para la integración de sus miembros, Efendic responde: â??Nosotros venimos de la antigua Yugoslavia y durante el comunismo hemos sufrido represión religiosa. Por ello, aquà y ahora, nuestra prioridad es transmitir a nuestra gente su religión. Seguramente deberÃamos esforzarnos más por la integración, pero no se puede hacer todo al mismo tiempoâ?
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