Barack Obama se dijo ayer â??indignadoâ? por el asesinato de tres personas vinculadas al consulado de EU en Juárez.
Y unas cuantas horas después, Los Pinos se comprometió a esclarecer los hechos.
Pero ambas declaraciones resuelven poco.
No frenarán la violencia en esa frontera, en donde van ya casi 6 mil muertos por la guerra armada contra las drogas que, por cierto, se basa en una estrategia avalada por Washington.
Felipe Calderón estará mañana allá para revisar el plan â??Todos somos Juárez. Reconstruyamos la Ciudadâ?.
La cifra para este proyecto ronda en los 3 mil millones para los siguientes dos años y medio (o algo asÃ, que no está tan claro), equivalente a 7.9% del gasto total de la LÃnea 12 del Metro, como ya dijimos.
Con la economÃa destruida y la sociedad aplastada, el conflicto de Juárez, lejos de resolverse, parece convertido en un modelo maligno para otras ciudades.
Reynosa y Culiacán arden mientras sus economÃas se tambalean. Y ahora, Acapulco es escenario de combates y ejecuciones con decenas de muertos.
Le decÃamos ayer: limpiar la imagen de paÃs violento se antoja casi imposible.
Las opciones son maquillar la realidad, o detener el crimen.
Desgraciadamente, la segunda opción, la que quieren los mexicanos, está cada dÃa más lejana.