Puede que sea una novedad para los padres primerizos, pero un estudio estadounidense concluyó que las madres sí duermen lo suficiente durante los primeros meses de vida de sus bebés, aunque el sueño no sea de buena calidad.
Investigadores de la Universidad West Virginia en Morgantown analizaron a un grupo de madres primerizas y descubrieron que dormían un promedio de siete horas por noche durante los primeros meses de vida de sus hijos.
Esa cantidad de horas es la recomendada generalmente para los adultos, y basándose en antiguos estudios, es más de la media de lo que suelen dormir los estadounidenses.
Pero la investigación ha descubierto que su sueño es interrumpido frecuentemente, por lo que estas madres pasan despiertas cada noche alrededor de dos horas en total, provocando un cansancio que podría aumentar las probabilidades de sufrir depresión posparto e influir negativamente en su puesto de trabajo.
La doctora Hawley E. Montgomery-Downs, profesora auxiliar de psicología, dijo que este estudio desafía las tradicionales hipótesis sobre los patrones de sueño en las madres primerizas.
Montgomery-Downs dijo que las principales hipótesis suponían que las madres primerizas no duermen suficientes horas y que los consejos para combatir la fatiga durante el día se centran en cómo contrarrestar la falta de sueño, como por ejemplo dormir una siesta mientras el bebé está dormido.
Los resultados actuales, según el American Journal of Obstetrics & Gynecology, sugieren que el sueño fragmentado de las madres primerizas es la verdadera causa del cansancio que éstas sufren durante el día.
El patrón de este problema, según Montgomery-Downs, es similar al de otros trastornos del sueño, como la apnea, debido a la cual los pacientes permanecen acostados suficientes horas pero sólo consiguen un pequeño sueño reparador, de calidad.
El sueño se produce en ciclos repetidos de entre 90 minutos y dos horas. Dependiendo de la frecuencia con la que se despierte una madre primeriza, puede completar pocos o ningún ciclo completo de sueño, apuntó Montgomery-Downs.
“Hemos de pensar en qué tipos de estrategias pueden ayudar a consolidar el sueño”
Una táctica, sugirió, podría ser que las madres que dan el pecho encuentren tiempo para sacarse leche y almacenarla en biberones, para que no tengan que ser siempre ellas las que se levanten cuando el bebé lo requiere.
Aunque las siestas breves puede que no hagan mucho, Montgomery-Downs dijo que si los padres son de los “afortunados” cuyos hijos duermen al menos dos horas seguidas, aprovechar ese tiempo para dormir podría ayudar.
Los hallazgos están basados en 74 madres primerizas que fueron seguidas entre la segunda y la decimotercera semana de vida de sus hijos, o entre la novena y la decimosexta.
Las mujeres usaron “diarios” de sueño para registrar lo que dormían, y también llevaban un dispositivo en la muñeca similar a un reloj que grababa sus movimientos durante la noche