Las críticas a la respuesta ofrecida ante la crisis generada por la nevada del domingo en Nueva York se multiplican según se van conociendo las dificultades de bomberos, policías y ambulancias para atender a la mayor emergencia vivida en la ciudad desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El Departamento de Bomberos de Nueva York confirmó hoy que durante la tormenta que tuvo lugar el domingo y la madrugada del lunes pasados recibió más de 4 mil llamadas, lo que desencadenó el mayor despliegue de efectivos desde el 11-S.
“Desde el domingo esto ha sido una verdadera locura. Desde luego desde el 2001 no habíamos vivido algo así, y lo más complicado ha venido después de la tormenta“, apuntó al respecto un bombero que trabaja en una estación de la zona central de Manhattan.
Por ello, insistió en la importancia de que la gente sólo pida auxilio “en caso de vida o muerte”, ya que “es necesario dar prioridad a esas urgencias, para que no ocurran tragedias como las que estamos viendo”.
Entre ellas destaca especialmente la de un bebé que nació en el portal de un edificio del barrio neoyorquino de Brooklyn a la espera que llegara una ambulancia.
La recién nacida murió después de que la ambulancia se demorara más de nueve horas, a causa de las dificultades que afrontan los servicios de emergencias para atender las urgencias derivadas de la fuerte nevada.
El diario Daily News detalla hoy este dramático caso, que se suma a una larga lista de incidencias relacionadas con la nevada que dejó la costa este de Estados Unidos cubierta de una capa de medio metro de nieve.
“La madre del bebé, de 22 años, se recupera en el centro médico donde se decretó la muerte de la recién nacida a las 6.34 PM del lunes (22.34 GMT), 10 horas después de que se realizara la primera llamada al 911 desde el vestíbulo del edificio”, explica el rotativo.
En sus páginas se recoge el testimonio de la mujer, que relata las dificultades con que se encontraron los sanitarios para acceder al portal en el que se refugió cuando durante la tormenta se vio incapaz de llegar a pie a un centro sanitario, al que trató de acudir al darse cuenta de que estaba de parto.
Cuando por fin llegaron los bomberos y la Policía, la recién nacida ya estaba inconsciente: “Nadie podía llegar. La calle no había sido limpiada y no vino ninguna ayuda médica durante horas”, explicó la madre.
Los medios locales también relatan hoy otras tragedias relacionadas con el temporal como la de una mujer de Queens que esperó más de una hora y media a que una ambulancia llegara a atender a su madre, quien finalmente murió antes de ser atendida.
“Los sanitarios llegaron andando al edificio abriéndose paso por la nieve. Realmente lo intentaron. Lo puedo decir por sus caras. Sólo reclamo que (el alcalde Michael) Bloomberg reconozca que se han producido víctimas mortales”, reclamó el martes el senador estatal José Peralta en declaraciones a la prensa.
Como él, cada vez son más las voces críticas hacia la respuesta de las autoridades a la fuerte nevada caída en el noreste del país y que en Nueva York ha provocado los mayores estragos.
Otro caso del que se hacen eco los medios locales es el de una mujer de Brooklyn que se vio forzada a pasar la noche con el cadáver de su padre en casa, ya que los forenses tardaron más de 24 horas en acudir.
“Esto es Nueva York y yo soy neoyorquina. No es la primera vez que hay una tormenta. Alguien ha metido la pata, claramente”, lamentaba Florence Simancas a una cadena de televisión local, después de haber tenido que mantener en su casa el cuerpo de su padre desde que falleció en la mañana de lunes y hasta que al mediodía del martes fue retirado.
Ante la avalancha de críticas, el alcalde ha tratado de salir al paso en reiteradas ocasiones y en sus comparecencias diarias ante la prensa reconoce la complicación de la situación y pide paciencia a los afectados.
“Yo también estoy enfadado. Esta tormenta no es como cualquier otra. Se está trabajando mucho y muy duro para despejar las calles. Estamos tratando de llegar a todas lo más rápido posible”, explicó Bloomberg en su última conferencia, en la que recordó que hubo “demasiada” gente que abandonó sus vehículos en mitad de las calles cuando se desató la tormenta.
Junto a ellos, se calcula que más de 300 autobuses siguen atrapados en la nieve en el extrarradio de la ciudad a causa de la sexta mayor nevada jamás caída en Nueva York, según el Servicio Meteorológico Nacional, que recopila estos datos desde 1869.
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