El derrocado mandatario Manuel Zelaya, en una carta dirigida al presidente Barack Obama, le comunica que no aceptará ningún acuerdo de retorno a la presidencia y que impugnará las elecciones del 29 de noviembre, comicios que según dijo estarán legitimando el golpe de estado. Desde la embajada de Brasil donde se encuentra refugiado, Zelaya leyó el sábado en la emisora de radio Globo una nota con fecha del 14 de noviembre dirigida a Obama en la que le informa que impugnará las elecciones presidenciales y sostiene que Washington “alteró” su posición inicial sobre las elecciones presidenciales de Honduras.
“En mi condición de presidente electo del pueblo hondureño reafirmo mi posición que a partir de esta fecha cualquiera que fuera el caso yo no acepto ningún acuerdo de retorno a la presidencia de la república para encubrir este golpe de estado”, dijo Zelaya al leer la misiva. “El futuro que hoy nos muestran al alterar su posición en el caso de Honduras y favorecer así la intervención abusiva de las castas militares en la vida cívica de nuestro Estado, (causa histórica del atraso y estancamiento de nuestros países en el siglo XX). No es mas que el ocaso de la libertad y un desprecio a la dignidad humana, es una nueva guerra contra los procesos de reformas sociales y democráticas tan necesarios en Honduras”, dijo.
Hace tres días y luego de una visita del subsecretario estadounidense adjunto para el Hemisferio Occidental, Craig Kelly, Zelaya acusó a Estados Unidos de que había cambiado su posición a última hora al manifestar “que va a esperar el proceso electoral”. La visita de Kelly quien se reunió con Zelaya y con el presidente de facto Roberto Micheletti, resultó entanto “esperanzadora” para el gobernante golpista en el sentido de que reconocería los comicios.
Zelaya concluye la misiva, planteando a Obama que cada “vez que se derroca un gobierno legítimamente electo en América la violencia y el terrorismo nos gana una batalla y la democracia sufre una derrota”. Todavía “nos resistimos a creer que este golpe de estado militar en ejecución en Honduras, es ya el nuevo, terrorismo de estado del siglo XXI”.
En su carta el derrocado mandatario hace un recuento de los hechos desde el pasado 8 de julio cuando, según narró, la secretaria de Estado Hillary Clinton dejó claro “ante mi y ante el mundo” la posición de la administración Obama de condenar el golpe de estado, desconocer sus autoridades y exigir el retorno del estado de derecho con la restitución.
Asimismo dijo que recientemente le sorprendieron las declaraciones de funcionarios del Departamento de Estado estadounidense cuando “modifican e interpretan el acuerdo (San José Tegucigalpa) unilateralmente con las declaraciones siguientes: ‘…las elecciones serían reconocidas por Estados Unidos con o sin restitución…”.
El régimen de facto celebró “este cambio y utilizaron estas declaraciones para sus objetivos, e inmediatamente terminaron por incumplir y violar el Acuerdo”, sostuvo. Se refería a declaraciones formuladas cuando, tras la firma del acuerdo de Tegucigalpa-San José, se instalaba en Tegucigalpa una comisión de verificación.
Zelaya enfatizó en que la nueva posición de los funcionarios estadounidenses se esquiva el objetivo inicial del diálogo de San José, relegándolo a un segundo plano. Y según dijo tratando de trasladar este acuerdo hacia un nuevo proceso electoral sin importar las condiciones en que se desarrolle.
Anotó que las elecciones se están llevando a cabo con recursos públicos autorizados por funcionarios no reconocidos.
Advirtió que bajo esas condiciones los resultados del proceso “serán sujetos de impugnación y no reconocimiento; lo cual pone en grave riesgo la estabilidad futura de las relaciones entre Honduras y el resto de naciones que reconozcan sus resultados”.
El gobierno de facto ve en las elecciones una salida a la profunda crisis política en que se sumergió este país desde que Zelaya fue derrocado por militares el 28 de junio. Aseguran que el proceso electoral avanza sin contratiempos y refuerzan el llamado a la población a que vaya a votar el domingo 29 de noviembre.
Los candidatos presidenciales con posibilidades de triunfo son Porfirio Lobo, del Partido Nacional, y Elvin Santos, por el Partido Liberal, el mismo colectivo de Zelaya y del presidente de facto Roberto Micheletti. En la recta final los candidatos han intensificado sus campañas políticas a lo largo del territorio nacional.
En los comicios, en los que también se elegirán diputados y alcaldes, están aptos para votar 4,5 millones de hondureños aglutinados en cinco partidos políticos de diferente ideología. En las elecciones del 2005 en que Zelaya salió victorioso el nivel de abstencionismo fue de aproximadamente un 45%.