Madrid completó el sábado uno de los mayores cambios políticos derivados de las elecciones municipales del pasado 24 de mayo con la proclamación de la candidata de la coalición de izquierdas Ahora Madrid, Manuela Carmena, como alcaldesa. La otra gran ciudad española, Barcelona, completará el proceso más tarde con el probable nombramiento de la otrora activista Ada Colau, de Barcelona en Común.
La crisis económica y el hartazgo provocado por algunos casos de corrupción en los partidos tradicionales favorecieron los resultados de Manuela Carmena y Colau. Las dos encabezaron sendas candidaturas de izquierda popular, apoyadas por el partido emergente Podemos pero que incluían una amalgama de pequeñas formaciones y movimientos surgidos de la llamada revolución de los indignados del 15 de mayo de 2011.
Otras plataformas similares, con el mismo éxito en las urnas, regirán capitales de provincia importantes como Zaragoza y La Coruña.
Manuela Carmena, una jueza retirada de 71 años, fue nombrada alcaldesa gracias a los votos del Partido Socialista, en una coalición anunciada en la víspera que terminó con 24 años de poder del conservador Partido Popular al frente de la municipalidad de la capital de España.
Entre las propuestas de las dos nuevas alcaldesas están una Barcelona sin Gran Premio de Fórmula 1 y con límites al turismo, huertos de cultivo en pleno centro de Madrid, elitistas campos de golf reconvertidos en espacios públicos o presupuestos participativos y referendos continuos para decidir sobre políticas estratégicas.
“Es un momento histórico. Por primera vez en Madrid y Barcelona no van a gobernar partidos, sino coaliciones que son movimientos sociales”, dijo Manuel Martín Algarra, catedrático de Opinión Pública de la Universidad de Navarra. “Refleja fundamentalmente el desencanto de los españoles con los partidos políticos y la política tradicional”.
Colau, de 41 años, será la primera mujer que gobierna Barcelona tras desbancar al nacionalismo catalán. La alcaldesa, líder del grupo Barcelona en Común, es una de las activistas más conocidas del país como responsable de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. En el pasado tuvo que ser reducida mientras trataba de frenar algún desahucio por la policía que ahora va a dirigir.
Colau ha fijado sus prioridades: ayudas sociales, becas de comida gratuita para alumnos con familias con dificultades económicas y freno a los desahucios por impagos hipotecarios derivados de la crisis. La Fórmula 1, que lleva 25 años disputándose en la capital catalana y se costea gracias a las aportaciones del ayuntamiento y los patrocinadores, no es una de ellas.
Colau dijo que quiere modificar el modelo turístico, lo que ha generado críticas en sector hotelero. Barcelona es una de las ciudades más visitadas del país, con una media de 8 millones de personas en los últimos años. Algunos barrios se han visto literalmente invadidos de extranjeros, entregados al turismo veraniego de playa y alcohol, provocando quejas vecinales.
“Si no queremos ser Venecia algún límite de carga del turismo habrá que poner en Barcelona. Podemos crecer más, pero no sé hasta dónde”, señaló en una entrevista al diario El País.
Madrid no tiene tantos problemas de turismo, pero cuenta con una abultada deuda de casi 7.000 millones de dólares generada por la construcción de grandes infraestructuras pensadas para unos Juegos Olímpicos que la capital española nunca llegó a ganar.
Entre las primeras medidas anunciadas por Carmena hay una bajada generalizada del sueldo a los concejales y menos coches oficiales.
“Estamos haciendo una nueva política que no está en los protocolos”, señaló Carmena la víspera de ser investida. “Id acostumbrándoos”.
La agenda de la nueva alcaldesa incluye la revisión de numerosas concesiones privadas de servicios públicos, como la recogida de basuras o la educación infantil. Una de sus grandes promesas es la creación de una oficina anti desahucios, que quiere crear un parque público de vivienda vacía para ubicar a familias afectadas con un régimen de alquiler social muy barato. Y si los bancos, dueños de la mayoría de esos inmuebles, no colaboran, el ayuntamiento se plantearía subir hasta un 50% los impuestos sobre las viviendas desocupadas.
La nueva alcaldesa quiere una ciudad más abierta a la bicicleta, en la que la gente pueda cultivar huertos en solares vacíos y la autogestión de edificios municipales para mejorar la convivencia vecinal. También pide un servicio de transporte público con precios populares para familias desempleadas. La formación aboga por celebrar referendos continuos para fijar las prioridades de los distritos.
Uno de los símbolos del cambio es la reconversión del Club de Campo Villa de Madrid, un exclusivo punto de encuentro de la alta sociedad madrileña con campos de golf y piscinas. La municipalidad es dueña del 51% de la sociedad que lo gestiona.
“Las estructuras públicas tienen que ser abiertas, es como si en una biblioteca pública sólo pudiera entrar la gente alta o baja”, dijo Carmona. “Lo que queremos es estar con la ciudad de los que no van precisamente al Club de Campo”.
Las propuestas de cambio para Madrid y Barcelona han generado dudas. Muchos analistas las consideran irrealizables y que la propia mezcla de ideas políticas y personalidades de estas coaliciones dificultará la gobernabilidad de las capitales.
“Son una amalgama de gente con intereses muy diversos, experiencia política escasa y problemas inviables”, afirmó Martín Algarra. “Muchas propuestas son inviables, extremistas en algún caso y poco concretas”.
“Van a intentar poner en marcha cosas y ver si funcionan. Habrá idealismos que serán fracasos y alguna otra cosa que sí puedan cambiar”, agregó.