María Susana Flores se acercó al micrófono mientras lucía un vestido negro de lentejuelas. Les mostró a los jueces del concurso de belleza Mujer de Sinaloa la sonrisa y el elegante caminar que después de numerosos concursos desde niña había logrado perfeccionar.
“Mujer, no puedes, por más que te esfuerces, cambiar tu pasado”, declaró con dulzura la concursante de 20 años. “Pero el día de hoy si puedes elegir cómo será tu futuro”.
Los tambores retumbaron y Susana se paseó por el escenario antes de acomodarse en una pose con sus delicadas manos en la cintura y sacudir hacia atrás su larga cabellera castaña. El público la ovacionó y los jueces parecieron cautivados por la belleza con labios de Penélope Cruz. Poco después, la muchacha era coronada reina del concurso del 2012.
De habérsele preguntado a la nueva Mujer de Sinaloa aquel fin de semana de febrero acerca de su futuro, ella habría contestado que quería viajar a concursar a China, competir por el preciado título de Nuestra Belleza Sinaloa, y con suerte por Nuestra Belleza México, quien representa al país en Miss Universo.
Pero Susy, como se le conocía, había elegido también otro rumbo en un lugar donde integrantes del narcotrafico y reinas de belleza se mezclan. Su elección resultó mortal.
La muchacha sostuvo un romance con un temido mafioso y falleció en noviembre, con un fusil AK-47 en mano, abatida por la metralla de soldados mexicanos. Recibió un balazo debajo del cuello, en la carótida, y se desangró.
“Te juro que nunca me hubiera imaginado yo, jamás en mi vida, que mi hija moriría de esta manera”, afirmó María del Carmen Gámez, la devota madre y mánager de Susy.