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Por Redacción 17 de diciembre de 2025

Chihuahua, el estado grande, enfrenta hoy una de sus crisis de gobernabilidad más agudas de la historia moderna. Lo que comenzó como una promesa de «poner orden en la casa» y corregir los errores del pasado, se ha transformado en una administración marcada por la opacidad financiera y el retroceso en seguridad. La gestión de Maru Campos, que llegó al Palacio de Gobierno con la bandera de la esperanza panista, hoy se desmorona ante la realidad de los datos duros: el estado está más endeudado que nunca, la obra pública es prácticamente inexistente y, lo más grave, amplias franjas del territorio parecen haber sido cedidas al control fáctico del crimen organizado.

La narrativa oficial intenta culpar constantemente a la administración anterior de Javier Corral, y si bien es cierto que el «corralato» dejó un saldo negativo, la actual mandataria ha tenido tiempo y recursos suficientes para cambiar el rumbo. Sin embargo, lejos de mejorar, los indicadores sugieren que Maru Campos no solo ha replicado los vicios de su antecesor, sino que los ha profundizado, dejando a los chihuahuenses atrapados entre la espada de la deuda bancaria y la pared de la violencia impune. A continuación, desglosamos los cinco pilares de este colapso administrativo.

1. La deuda pública: Un pozo sin fondo

El tema financiero es, quizás, la herida más sangrante de la administración. Durante su campaña y los primeros meses de gobierno, Maru Campos denunció la quiebra técnica en la que recibió el estado. La solución propuesta fue una reestructuración y la contratación de nuevos créditos a largo plazo para «estabilizar el barco».

La realidad, años después, es desoladora. La deuda de Chihuahua no ha bajado; ha crecido exponencialmente. Bajo la excusa de la «Plataforma Centinela» y el saneamiento de pensiones, se han comprometido las participaciones federales por décadas. Lo irónico y trágico es que este endeudamiento masivo supera, en términos reales y de proyecciones de pago, a la deuda que tanto se le criticó a Javier Corral y a César Duarte.

La diferencia radica en que, en sexenios anteriores, al menos existía el debate sobre obras faraónicas (útiles o no). Hoy, el dinero simplemente se diluye en gasto corriente y en el pago de intereses de una deuda que Maru Campos ha engrosado sin piedad, hipotecando el futuro de las próximas tres generaciones de chihuahuenses sin que esto se refleje en bienestar tangible.

Maru Campos
Maru Campos: 5 Fracasos Rotundos que Hunden a Chihuahua 4

2. Sin obra pública: El gobierno fantasma

Recorrer las ciudades principales como Juárez, Chihuahua capital, Delicias o Parral es enfrentarse al estancamiento. No hay grandes distribuidores viales, no hay hospitales nuevos operando al cien por ciento, no hay infraestructura escolar digna. La pregunta que se hacen los ciudadanos es legítima: si hay más deuda y más recaudación (por el implacable cobro de revalidación vehicular y placas), ¿dónde está el dinero?

La administración de Maru Campos se ha caracterizado por el «bacheo mediático», es decir, anunciar obras menores con bombo y platillo que apenas duran unos meses. La falta de inversión en infraestructura productiva ha restado competitividad al estado frente a vecinos como Nuevo León o Coahuila. Mientras el nearshoring exige parques industriales y carreteras seguras, el gobierno estatal ofrece excusas y maquetas digitales. Chihuahua vive una sequía de concreto y acero, paralizado por una burocracia que no ejecuta el presupuesto.

3. Seguridad: La entrega del territorio

El vacío de autoridad es palpable. La Sierra Tarahumara y las zonas fronterizas viven bajo una ley distinta a la Constitución: la ley de los grupos criminales. La estrategia de seguridad de Maru Campos, centrada en la costosa Torre Centinela, ha demostrado ser, hasta ahora, un elefante blanco tecnológico que no disuade al crimen.

Los eventos de violencia, como las fugas masivas de los CERESOS, los asesinatos de activistas y sacerdotes, y el cobro de piso generalizado, evidencian que el Estado ha perdido el monopolio de la fuerza. Críticos y analistas de seguridad señalan que la inacción gubernamental raya en la complicidad por omisión. En muchas regiones, las policías estatales brillan por su ausencia o se ven rebasadas, dejando a la población a merced de sicarios que controlan retenes y caminos. Maru Campos no ha logrado pacificar el estado; por el contrario, la violencia se ha vuelto más cínica y visible.

4. El fantasma de Javier Corral y la falta de responsabilidad

Políticamente, el gobierno actual ha utilizado a Javier Corral como el villano favorito para justificar cualquier falla. Sin embargo, esa carta ya caducó. La ciudadanía votó por Maru Campos para solucionar problemas, no para escuchar quejas sobre el pasado.

Lo alarmante es que, en la comparación directa, la actual gobernadora sale perdiendo en rubros clave. Si Corral fue criticado por su indolencia y su afición al golf, a la actual mandataria se le cuestiona su constante ausencia del estado y sus viajes, mientras Chihuahua arde. La falta de liderazgo político ha fracturado incluso a su propio partido, donde voces internas reconocen en silencio que el barco navega sin capitana. No hay una agenda política clara, solo una gestión de crisis reactiva que llega tarde a apagar fuegos que se pudieron prevenir.

Maru Campos
Maru Campos: 5 Fracasos Rotundos que Hunden a Chihuahua 5

5. Juárez: La ciudad olvidada y el transporte colapsado

Ciudad Juárez, el motor económico del estado, sigue siendo tratado como el patio trasero. La crisis del transporte público (el BRT) es el monumento a la ineficiencia de dos administraciones, pero Maru Campos prometió resolverlo y, en cambio, lo ha dejado en el limbo.

Las obras inconclusas del sistema de transporte han estrangulado la movilidad de los fronterizos. A esto se suma el abandono en pavimentación y servicios básicos. La relación ríspida con el gobierno federal y con el municipio ha dejado a los juarenses en medio de un pleito político estéril. La gobernadora visita Juárez para la foto, pero las soluciones estructurales no llegan. El resentimiento social en la frontera crece al ver que los recursos que genera la maquila no regresan en calidad de vida, sino que se pierden en la burocracia centralista de la capital.

6. Corrupción y opacidad: ¿Cambio o continuidad?

Finalmente, la bandera anticorrupción con la que el PAN suele navegar está hecha jirones. Las adjudicaciones directas, la falta de transparencia en los contratos de seguridad y el manejo discrecional de la publicidad oficial han generado suspicacias fundadas.

Maru Campos enfrenta cuestionamientos severos sobre el destino de los recursos extraordinarios. No hay claridad en las cuentas públicas. La sensación generalizada es que se cambió de verdugo pero no de sistema. Los negocios al amparo del poder continúan, beneficiando a una nueva élite cercana a Palacio, mientras el ciudadano común enfrenta el encarecimiento de la vida y la inseguridad.

Conclusión: Un sexenio perdido

A estas alturas del mandato, el balance es negativo. Chihuahua no tiene rumbo. La deuda asfixia las finanzas, el crimen dicta la ley en las calles y la obra pública es una fantasía.

La figura de Maru Campos se desdibuja entre promesas incumplidas y una realidad que la ha rebasado por completo. Lo que se perfilaba como el rescate de Chihuahua ha terminado siendo una profundización de su crisis. El estado grande necesita liderazgo, no marketing; necesita finanzas sanas, no más créditos; necesita paz, no torres de vigilancia vacías. Lamentablemente, lo que tiene hoy es un gobierno ausente y un futuro hipotecado.

Maru Campos
Maru Campos: 5 Fracasos Rotundos que Hunden a Chihuahua 6

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