El Ejército de Nicaragua reiteró este lunes que no ha movilizado sus tropas a la frontera con Honduras, como afirmara el domingo el presidente designado por el Congreso hondureño, Roberto Micheletti.
“Es totalmente falso” que haya movimiento de tropas en la frontera con Honduras, pues las unidades militares nicaragüenses están “en absoluta normalidad cumpliendo con sus tareas cotidianas”, declaró a la prensa el general de brigada Adolfo Acevedo, portavoz militar.
Micheletti dijo el domingo en una cadena de radio y televisión: “Estamos informados de que en el sector de Nicaragua se están moviendo algunas tropas hacia la frontera” con Honduras.
Según Micheletti se trataba de “pequeños grupos de tropas, posiblemente sin autorización de sus comandantes” que “no han cruzado la frontera”
Los puestos militares de Nicaragua, instalados en los 92 kilómetros de frontera con Honduras, no se han incrementado en número ni en cantidad de tropas en los últimos años, apuntó Zepeda.
El portavoz militar demandó a Micheletti sustentar su denuncia “con pruebas, que diga dónde están (las tropas) y vamos a ver si es verdad lo dicho por él”.
Asimismó, descartó que militares acantonados en la zona fronteriza actúen al margen de sus mandos, como sugirió Micheletti.
“Además de falso es absurdo”, porque el Ejército nicaragüense es una institución disciplinada y obediente de sus mandos, dijo el general.
Las tropas nicaragüenses tienen “órdenes precisas” de no dejarse provocar y no ha habido tampoco provocaciones de militares hondureños, aseguró Zepeda.
En el lado hondureño “se han visto algunos movimientos, en algunos días mayor presencia de tropas pero ellos están en su territorio (y) tienen derecho de hacerlo”, aclaró Zepeda.
Los puestos fronterizos de Nicaragua “están en normalidad, están tranquilos”, las personas que van a transitar en la zona pueden hacerlo con la confianza de que hay una protección adecuada, aseguró Zepeda.
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, negó de inmediato lo dicho por Micheletti y consideró sus palabras como una maniobra de los golpistas para involucrar a Nicaragua en los sucesos violentos que antecedieron el domingo a la fallida llegada del depuesto presidente Manuel Zelaya