México en movimiento en Bogotá con el ballet de Amalia Hernández. El universo en movimiento de la cultura mexicana se desplegó en la capital colombiana con la presentación del Ballet Folclórico de Amalia Hernández en el Teatro Mayor “Julio Mario Santo Domingo”.
Con una sala totalmente llena y una ovación cerrada al final del espectáculo la noche del jueves, los artistas de la compañía mexicana saltaron al escenario para deleitar al público colombiano, que expresó de forma efusiva su admiración por la cultura del país azteca.
A través de la danza, la agrupación busca proyectar ante el mundo la belleza del universo en movimiento de México, abarcando desde las culturas precolombinas, las influencias españolas en la época del virreinato hasta la fuerza popular de los tiempos revolucionarios.
A la cabeza del ballet está Salvador López, nieto de la fallecida Amalia Hernández, y quien desde la dirección general trabaja por mantener vivo el legado de la mujer ícono de la danza en toda América Latina.
La presentación estuvo dividida en dos partes en las que reune nueve coreografías a través de las cuales recorre el territorio mexicano mezclando el pasado con el presente.
En la primera parte presenta Ballet Azteca (Los hijos del sol), que agrupa rituales de las primitivas danzas y música indígenas: ritmos, pasos y temas musicales.
Del sureño estado mexicano de Guerrero se presentan danzas como Mariquita, Las amarillas y El gusto, mientras que del central Zacatecas plasma la lucha revolucionaria de Francisco Villa.
En el segmento Charreada, el ballet muestra las habilidades ecuestres de hombres y las escaramuzas de bellas mujeres que montan sentadas de lado y las cuales al momento de hacer su presentación ejecutan una serie de cruces y movimientos con gran precisión llevando al caballo a todo galope.
Dentro del programa también se presenta la Fiesta en Tlacotalpan que gira en torno a la festividad de la Virgen de la Candelaria, que tiene lugar cada 2 de febrero.
La segunda parte está conformada por la danza de Los Matachines, de la región norte del centro de México, nace de las costumbres de los pueblos prehispánicos de danzar con sus dioses.
Danzón y Jarana son dos bailes tradicionales en los que se ven las influencias traídas de África y del continente europeo.
La danza del venado, fue una sensacional puesta en escena llena de energía y plasticidad, a la que el público respondió efusivo como homenaje a los yaquis, única tribu aborigen que conserva su autonomía original, caza con arco y flecha y usa esta danza como ritual en vísperas de los días de caza.
La Fiesta en Jalisco, una emblemática presentación de mariachis, cerró la presentación del ballet de Amalia Hernández en Bogotá con la interpretación de canciones como el Jarabe tapatío que puso a bailar a los colombianos