Leyendo un articulo que un amigo me envía, que aparece la semana pasada en Harper`s, revista estadounidense del mes de marzo, hay un problema en el ejercito Estadounidense.
Hay cifras en el pentágono (cita Kathy Dobie, reportera de la revista) que más de 5,500 soldados han desertado de las filas norteamericanas ante la eventualidad de ir a combatir en Iraq. El New York Times cada día en su primera plana pone un recuadro en honor a los caídos en Iraq, colocando ahí los nombres de los soldados muertos.
¿Qué sentirá el soldado que va a la guerra?, no sé pero tampoco me lo imagino, ya que el ser soldado es un oficio, una carrera, como gusten llamarle… lo único que si se es que comienza un estado de ansiedad que va subiendo y que a muchos les llega a trastornar el sistema nervioso a otros, la psique a los menos, solo los toca pero nada mas, regresan y digamos que son personas ínormalesî.
Es por ende, lógico que muchos no deseen ir al campo de batalla y más que, desde Vietnam, no había habido tantas bajas en él ejercito más poderoso del mundo (aunque este galardón ya ando viendo si no es ya por lógica, del ejercito chino), ya que nadie quiere morir, pero el ser desertor en un país que pondera el liderazgo y las fuerzas armadas son valuarte, no es cualquier cosa.
Pienso por un instante… ¿sabrá realmente George W. Bush, lo que esta guerra esta costando a su país?, no solo dinero, que ya el déficit para este año se pone en cifra record con mas de 187 mil millones de dólares en la cuenta corriente, sino en vidas y estado anímico del país que gobierna… sinceramente, no creo.
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